Introducción, resumen y traducción por Hasardevi
Septiembre 23, 2016

"Quiéralo o no, las circunstancias afectan al individuo, pero el filósofo que existe dentro de sí le permite adoptar una perspectiva más conveniente y sana". Lou Marinoff


El valor de la filosofía no yace en soluciones decorativas, sino en definir las dificultades y sugerir los métodos para lidiar con éstas.

John Dewey (1859 - 1952)

¿Cómo restaurar nuestra humanidad? ¿Cómo lidiar con las realidades de estos tiempos? Se conocen los beneficios de las terapias psicológicas para ayudar a que las personas resuelvan problemas interiores y se enfrenten al día a día. Pero ¿qué papel juega la filosofía en la cotidianidad? Estamos familiarizados con el concepto de orientación psicológica, pero la “orientación filosófica” es un concepto relativamente novedoso, no obstante que en la antigüedad la filosofía ya jugaba un papel fundamental.


Se conoce también como “práctica filosófica”, y data de finales del siglo XX; los profesionales de la orientación filosófica deben tener un doctorado o como mínimo una maestría en la materia y asesoran en consultas filosóficas a quienes buscan una comprensión filosófica de sus vidas, problemas sociales, y también, problemas mentales.

 Es verdad que la filosofía se ha considerado por sus practicantes desde tiempos antiguos como una forma de “terapia del alma” como lo llamaba Epicuro, y para él los argumentos de un filósofo eran vacuos si no aliviaban algún sufrimiento humano. Para los estoicos la filosofía era “aprender el arte de vivir bien” y Sócrates más que enseñar conceptos utilizaba la filosofía para alentar a sus compañeros de diálogo a examinar su forma de pensar y actitud respecto a innumerables temas.

La filosofía es vista por Descartes como una “práctica de sabiduría” y Nietzsche por su parte, esperaba al “médico filósofo” que tuviera el coraje de proponer que lo que estaba en juego en todo filosofar no era la “verdad” sino algo más, digamos, la salud, el futuro, el crecimiento, el poder, la vida”.

El filósofo y matemático Ludwig Wittgenstein pensaba: "¿de qué sirve la filosofía? si lo único que hace es que alguien pueda hablar correctamente acerca de algunas cuestiones de difícil comprensión, pero no mejora la forma de pensar acerca de las cuestiones importantes de la vida cotidiana".

Finalmente, el gran filósofo de la educación John Dewey, escribió que la filosofía mostraría su verdadero valor “sólo cuando deje de ser un dispositivo para hacer frente a los problemas de los filósofos y se convierta en un método -cultivado por los filósofos- para lidiar con los problemas de la gente.” “Al parecer, los consejeros filosóficos han aceptado el desafío de sacar la filosofía de las salas de conferencias y llevarla al mundo real” (Peter B. Raabe).

En el programa a mi cargo, Del Caos al Cosmos, digo con frecuencia que "hay que hacerse las preguntas correctas", al menos hay que hacerse preguntas, el constante cuestionamiento de la realidad, del statu quo, de nuestras creencias de por vida, ayuda a llegar a importantes descubrimientos sobre nosotros mismos, sobre nuestro entorno. Los filósofos practicantes, dice Marinoff, buscan que la gente se de cuenta de su inmenso potencial. Menciona también que esta asesoría no diagnostica, sino que ayuda a que la gente se "haga preguntas"; a través del diálogo, ellos no diagnostican, empero lo que saben hacer es "la forma correcta de preguntar". Una gran ayuda creo yo. Y aquí la pregunta que da lugar a esta entrevista que espero platee las preguntas necesarias para desear entender mejor nuestra vida, nuestro mundo:


¿Tiene la filosofía un poder restaurador?



Para Lou Marinoff, profesor de filosofía en El City College de Nueva York y presidente fundador de la Asociación Americana de Practicantes de la Filosofía, sí, lo tiene. Marinoff es autor de varios libros, entre otros el bestseller Más Platón y Menos Prozac, y El Camino del Medio; y es también coautor de “El Filósofo Interior: Conversaciones sobre el Poder Transformador de la Filosofía”, diálogo con el Presidente de SGI, Daisaku Ikeda.
El siguiente es un extracto editado de una entrevista entre el Prof. Marinoff y Masao Yokota, Consejero Decano del Centro Ikeda para el Aprendizaje y Diálogo por la Paz, en Cambridge, Massachusetts, USA.

 ¿Qué es la orientación filosófica y cómo se diferencia de la orientación psicológica?

El crecimiento de la psicología en el siglo 20 fue en parte el crecimiento de la orientación psicológica, que nunca antes había existido. El primer laboratorio de psicología se abrió en Alemania en la década de 1870. Pero sólo después de la Segunda Guerra Mundial es que 
los psicólogos empiezan a aconsejar a las personas. Los Filósofos, sin embargo, han estado dialogando desde la antigüedad. Así que no es nuevo para nosotros.

La principal diferencia para nosotros es que la mayoría de los psicólogos tienden a concentrarse principalmente en las emociones. Si la gente está molesta, enojada, 
deprimida; quiere hablar de sus emociones y sumergirse en ellas. Los filósofos están más interesados en la razón. A corto plazo, las emociones son muy poderosas. Pero en el largo plazo, la razón es el agente más potente. Esa es una forma de entender la diferencia.

En el asesoramiento filosófico contemporáneo, se ha hecho uso de los métodos antiguos de todo el mundo. Tenemos profesionales en tantos países ahora mismos que están regresando a la sabiduría de las bases tradicionales, ya sea en Grecia con los estoicos o los epicúreos o los platónicos o los socráticos-todos ellos tienen buenos métodos para tratar con los problemas. También en Asia, hay maravillosas tradiciones como la tradición budista, taoísta, la tradición confuciana para trabajar con problemas filosóficamente. Todas estas corrientes son relevantes en la actualidad. La filosofía es muy poderosa y siempre de actualidad. Pero la gente ha perdido el contacto con ella.

A esto se agregan los medicamentos que muchas veces se recetan, lo cual se convirtió en un gran negocio en la última parte del siglo XX y en este siglo. Los psicólogos son parte de este sistema de la medicina en el que se diagnostica a las personas y el diagnóstico no siempre tiene qué ver con problemas médicos pero se droga a la gente. Es importante medicar adecuadamente. Pero creo que el poder de la mente, que es lo más importante, se ha descuidado. Los filósofos practicantes están haciendo a las personas más conscientes del poder de la mente y los recursos que provienen de ésta.

¿Cuáles son los problemas típicos entre las personas que les consultan?

Sobre muchas cosas. Las personas que pasan por un cambio de carrera es un gran problema ahora en los EE.UU., porque muchas personas que ya están en su quinta década de vida están siendo despedidos. Ellos lo llaman "reducción de personal." Por lo tanto la gente tiene que reinventarse a sí misma. En el pasado, si usted tenía un título de ingeniería y había sido contratado por una empresa, tenía un trabajo para toda la vida. Ahora las cosas están en constante cambio. Así que la gente tiene que ser más autosuficiente y más “emprendedora”.
El otro tipo de problema que vemos mucho está basado en las relaciones personales. Estos son los problemas que nunca desaparecen.

¿Cómo debería lidiar la gente con el problema de cambio de carrera?
En la Universidad nos hacemos estas preguntas:  "¿Cómo podemos educar a la gente para el futuro?" Pero nadie sabe, debido a que los cambios en la tecnología se suceden demasiado rápido. En los viejos tiempos, se podía decir, "esta educación será buena para una generación." Ahora no sabemos. Las humanidades son más estables, pero no hay tantas oportunidades. Este es otro problema. La tecnología está impulsando a los gobiernos. La mayoría de los políticos piensan que todo problema se solucionará con la tecnología. Las humanidades también están bajo asedio en las universidades y esto no es bueno. Las personas están perdiendo contacto con sus propias raíces humanas.

En los EE.UU. por ejemplo, han eliminado la escritura cursiva. La gente solía sentarse a escribir cartas, ahora sólo están los mensajes de texto. Si no se utiliza el lenguaje de una manera profunda, tampoco se piensa de una manera profunda. Esto es parte del peligro. La gente está pensando de una manera muy superficial.
Si observamos esto como fenómeno social, encontramos que los jóvenes hoy en día son muy propensos a confundir la apariencia con la realidad. Creen que la forma en que las cosas aparentan ser, así son. Esto es un gran error. Platón, en La República, Libro VII, presenta la alegoría de la caverna. Es la alegoría más famosa de la filosofía occidental, y el punto es distinguir entre apariencia y realidad. Tenemos que desarrollar nuestra mente para comprender la realidad, pero eso requiere de mucho trabajo. Es muy peligroso permitirnos ser engañados por la apariencia. Y hoy vemos a los jóvenes creer que la apariencia lo es todo. Esto es preocupante.
¿Cuál sería un primer paso práctico para restaurar el tejido social?
Todo el mundo puede hacer algo. La gente siempre tiene el poder para hacer algo. En realidad, las personas tienen más poder de lo que piensan, pero no saben cómo ejercerlo. También hay que trabajar para organizar a la gente. Cada cual por su cuenta  puede hacer muchas cosas, pero en última instancia, el cambio social será provocado por la acción colectiva. Y eso requiere organización de base. Así que: dos cosas, la gente tiene que aprender a cuidar de sí misma y vivir una vida saludable, ayudarse a sí misma y a las personas que le rodean. El segundo paso tiene que ser un gran compromiso con la sociedad para trabajar juntos y lograr un cambio positivo. Por lo tanto, lo primero es contar con quienes van a organizar esto.

Poseemos un increíble poder para cambiar nuestro mundo. Así que la gente necesita entender su propia energía, el poder que tiene para crear su propio mundo, crear su propia realidad. Esa es una vieja enseñanza budista, desde los antiguos: Como usted piensa así, así llegará a ser, este concepto proviene de la Dhammapada, un texto Theravada. Esta idea consiste en que nosotros somos capaces de co-crear la realidad de acuerdo con nuestro pensamiento. Somos el único animal que puede hacer esto. Lo que los consejeros filosóficos desean es que la gente sea más poderosa. Esa es una diferencia entre nosotros y los psicólogos. Nosotros estamos dialogando; no diagnosticando. De todos modos no estamos calificados para diagnosticar. Pero estamos calificados para hablar con la gente y hacer una investigación general. ¿Qué saben de esto los filósofos? En realidad nada, sólo la forma de preguntar.
Parece que cuando ganamos una nueva tecnología, también perdemos algo como cultura. Por ejemplo, hemos ganado con la alfabetización, pero hemos perdido la capacidad de almacenar grandes cantidades de información en la memoria. La pregunta es, entonces, ¿qué estamos perdiendo a medida que avanzamos hacia una civilización más estable, más próspera?

Perspectiva, creo que estamos perdiendo la perspectiva de las cosas. La tecnología digital es muy rápida. Tal vez eso es bueno. Pero la gente también pierde la paciencia porque se ha condicionado a esperar que todo sea inmediato e instantáneo.
Así, esperan que el rendimiento y los logros sean inmediatos. Ese es el mantra-Americano: rápido y fácil. "Rápido" significa inmediato y "fácil" significa sin ningún esfuerzo. Pero no se puede vivir la vida de esta manera. El punto es que el florecimiento de la humanidad ha sido y es un proceso. Las cosas que valen la pena tomar tiempo a veces. Las cosas que más valen la pena, toman aún más tiempo.

Vivimos en un momento muy difícil. El verdadero desafío es no perder nuestra humanidad en medio de  toda esta tecnología. Tenemos que trabajar siempre sobre la cuestión del valor. ¿Qué significa ser humano y cómo vivimos una vida significativa? Siempre, siempre hay que hacernos esta pregunta.
¿Cuál es una forma saludable de responder a la crisis?
Una crisis puede ser muy grave. Pero hay otra parte de una crisis que siempre va a ser una oportunidad para el cambio positivo. La gente no puede perder de vista el peligro,  pero también enfocarse en la oportunidad.

En griego tienen una mejor palabra para la crisis: catarsis, es decir, una purificación y restauración. De modo que una crisis es también una transformación. No es sólo algo malo. Comienza como un fuerte choque, pero si se mantiene la visión de que se trata de una transformación en potencia, entonces se puede dar forma a la dirección que van a seguir las cosas a partir de ahí. No se puede cambiar la crisis, pero se puede cambiar la ruta a partir de la crisis.
 Hay que ver las cosas en una forma en que podamos decir: “Está bien, esto no sirve, pero algo más debe servir." Tiene que haber algo positivo. Hay que encontrar lo bueno, enfocarse en lo bueno y luego hacer buenas causas. Creo que siempre tenemos esa posibilidad. Eso no tiene nada que ver con la realidad material. Es sólo un estado de ánimo. Un estado mental.
En cualquier situación, en principio, se tiene la capacidad de encontrar algo bueno en ella, para ir hacia adelante de una manera positiva. Eso hace una diferencia para usted, y hace una diferencia para las personas que le rodean porque se establece un ejemplo.