sábado, 17 de abril de 2010

Luna en el "Pico del Aguila"


Esta foto me ha inspirado la siguiente reflexión.

El Pico del Águila (En sánsc.: Grdhrakuta, en jap.: Ryojusen.): Montaña ubicada al noreste de Rajagriha, capital de Magadha, en la antigua India. Éste fue el lugar en el que Shakyamuni expuso el Sutra del Loto. También simboliza la tierra de Buda o el estado de Budeidad.(“Los Principales escritos de Nichiren Daishonin” Glosario Vol. I – II)


También es el lugar mítico de reunión con los 10000 budas de todas las direcciones del Universo a la hora de morir.

Y en fin, el lugar en donde se realizó la portentosa asamblea de budas y bodhisattvas; la Ceremonia del Aire, que se realiza aún en la actualidad según la creencia budista de la SGI. Pero cada uno puede o no tener la certeza de haber compartido ese nexo desde el pasado infinito según su propia experiencia. Cada debilidad propia que vencemos, cada meta que alcanzamos, sólo nos aseguran que estuvimos presentes en la Ceremonia del Pico del Áquila, porque “la Ley impartida por el Buda, sólo puede ser comprendida por Budas”.

miércoles, 7 de abril de 2010

El budismo y la dignidad humana


(Tomado de SGIQuarterly)

El tema de los derechos humanos no conoce fronteras y es motivo permanente de debate en los más diversos ámbitos, desde las Naciones Unidas hasta las comunidades más pobres del planeta; en el proceso de tratar los diversos aspectos de esta cuestión, ha surgido a la luz una serie de sistemas de valores y concepciones del mundo que se manifiestan en franca oposición unos con otros: lo individual opuesto a lo comunitario, la modernidad, a la tradición; Oriente contra Occidente, el Norte versus el Sur.

En definitiva, cualquiera sea la forma de concebir los derechos humanos –incluso cualquier otra clase de derechos—, ésta se basa, de una u otra manera, en comprender la dignidad humana. En otras palabras, todas las personas son merecedoras de un trato honorable, porque poseen dignidad, un valor inherente que les es propio por el simple hecho de ser seres humanos.

En algunas tradiciones, la dignidad deriva de Dios, a cuya imagen y semejanza fue creada la humanidad. En otras, se considera que la capacidad única de pensar y de razonar es lo que da origen a esa dignidad. Sin embargo, la idea de que ésta basta para otorgar al ser humano el derecho a la supremacía sobre otras formas de vida en el planeta está siendo suplantada por la conciencia de que el hombre debe asumir una responsabilidad muy concreta en cuanto al cuidado y el respeto que le brinda a la naturaleza y a todas las formas de vida que existen.

¿Cómo entiende el budismo la dignidad humana? ¿De dónde surge dicha dignidad y en qué se sustenta?

El budismo se basa en el principio del valor y de la absoluta inviolabilidad que posee la vida. En una carta que envió a un seguidor, Nichiren establece que el valor que tiene un solo día de vida es superior a cualquier tesoro. Desde la perspectiva del budismo, cada vida individual es una manifestación de la energía de la vida universal.

El poeta bengalí Rabindranath Tagore, lo expresó de la siguiente manera: "El mismo caudal de vida que corre, día y noche, por mis venas, corre por el mundo y danza en compás rítmico. / Es la misma vida que salta de gozo por el polvo de la tierra, en innumerables briznas de hierba, que irrumpe en tumultuosas olas de hojas y de flores". (1)

Desde la perspectiva budista, dada la asombrosa cantidad de formas de vida que colman el universo, la condición humana es un privilegio único que involucra responsabilidades especiales. Nichiren, al referirse a un pasaje del Sutra del Nirvana, lo describe que es raro nacer como ser humano, y que el número de los seres dotados de vida humana es tan pequeño "como los granos de arena que caben sobre una uña".

Lo que hace que nuestra condición humana sea única es nuestra potestad de elegir, la libertad que poseemos de optar por el bien o por el mal, de beneficiar o de perjudicar a otros.

En un libro sobre los retos que implica envejecer, hay un relato sobre una joven casada y madre de hijos pequeños, que se encuentra repentinamente ante la obligación de cuidar de su suegra, que ha quedado postrada luego de un derrame cerebral. Al principio, ella no entiende por qué tiene que cargar con ese peso, que viene a sumarse a su vida ya colmada de obligaciones. Pero, gracias a su práctica budista, la joven puede darse cuenta de que, según cómo elija encarar la situación, puede o no convertirla en una oportunidad para crear valor. Así, logra finalmente transformar en gratitud lo que inicialmente se había manifestado como resentimiento hacia la anciana.

En última instancia, para el budismo, la dignidad humana implica la capacidad que cada persona posee de escoger el camino del perfeccionamiento personal. En otras palabras, podemos hacer de cada dificultad que surja a nuestro paso un medio para incentivar la creatividad, el crecimiento y el desarrollo. La budeidad, o iluminación, es una manera de describir ese estado de profunda elevación personal en que la sabiduría, el valor y la misericordia están plenamente desarrollados. Todas las personas –de hecho, toda forma de vida— poseen el mismo potencial, de acuerdo con el principio formulado por el budismo –en especial, el budismo Mahayana— de que la totalidad de los seres vivientes poseen la naturaleza de buda.

En términos de la vida cotidiana, cada persona tiene una misión, un papel único que nadie más puede desempeñar; una perspectiva única que ofrecer, una contribución única qué hacer. Así lo expresa el presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, en un libro que escribió recientemente para estudiantes del nivel secundario: "Todos tenemos una misión. El universo no realiza nada sin un propósito. El hecho de que existamos significa que tenemos un propósito".

La anciana del relato, que había sufrido un grave problema de salud, buscó, ella también, la manera de emplear su capacidad severamente limitada para contribuir al bienestar del grupo familiar. Ya que aún podía utilizar sus manos, se ocupó en labores de punto, en parte, como una forma de terapia y en parte, para confeccionar cosas útiles para la familia. Además, descubrió que disfrutaba de la tarea de cuidar la casa cuando los demás estaban afuera.

Desde la perspectiva budista, siempre podemos escoger crear valor en las situaciones más difíciles. Gracias a cada decisión que tomamos en ese sentido, podemos cumplir con nuestro propósito y misión en la vida y, de tal modo, poner de manifiesto en toda su plenitud el tesoro inherente de nuestra dignidad humana. No existe una base más sólida para el establecimiento de los derechos humanos que una profunda toma de conciencia de la dignidad que reside en cada uno de nosotros.

Nota bibliográfica:

1) TAGORE, Rabindranath: "Gitanjali", Obra escogida, LXIX, traducido por Zenobia Comprubí de Jiménez, España, Editorial Aguilar, S.A., 1955, pág. 332.

martes, 6 de abril de 2010

Luna de día en el comienzo de la primavera


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Ø El Budismo de la Luna ilumina el cielo nocturno, pero no disipa totalmente la oscuridad, ni su luz alcanza para provocar la alborada, como sí ocurre con el sol.
El propósito supremo que tenían los practicantes del budismo de la luna, el de Shakyamuni, no era otro que lograr la iluminación personal.
Ø El budismo del sol despeja aún la oscuridad fundamental derivada de la ilusión y de los actos contra la ley del universo.
Ø El propósito supremo de los practicantes de budismo del sol, el de Nichiren, podría describirse como el desafío de transmitir a muchas otras personas el brillo del sol de la budeidad que existe dentro de nuestra vida.
“El rayo de la luna atraviesa el agua transparente de un corazón sin mancha, incluso si las olas lo quiebran continua brillando” Poema japonés del siglo VIII

Este poema se utiliza para simbolizar en el Budismo, a través de la luna, la transmisión de la enseñanza de corazón a corazón, sin pasar por la argumentación intelectual, a través de la experiencia directa; llega al corazón en calma aunque la mente esté agitada como las olas del mar.
Un cielo azul, las nubes... la Luna brillando en pleno día al entrar la primavera. "El invierno siempre se convierte en primavera" dice el Buda, y esto es así desde hace siglos, en el tiempo conocido por la humanidad.
En la luna están impresas las heridas de la tierra, la historia de su evolución, las marcas de la lucha por sobrevivir. Como un alma que se ve tranquila a la distancia pero cuando se aproximan a ella muestra cicatrices profundas. Las "cicatrices" sobre la luna, sin embargo, no disminuyen su belleza, misterio y amor. Todo procede de la Luna y todo a ella regresa.
Este año comenzó con luna azul como un presagio alumbrando el camino. (2010) 




lunes, 5 de abril de 2010

Tu compasión

Johann Wolfgang von Goethe escribió al comienzo
de un año nuevo:


Mejores días
nos unirán de nuevo
Canciones más brillantes,
Fortalecerán nuestros corazones.

Daisaku Ikeda dice:

¡Qué placenteras y refrescantes
son las estaciones de la vida
cuando las pasamos con buenos amigos,
entusiastamente comprometidos juntos
en creatividad cultural!