martes, 6 de abril de 2010

Luna de día en el comienzo de la primavera


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Ø El Budismo de la Luna ilumina el cielo nocturno, pero no disipa totalmente la oscuridad, ni su luz alcanza para provocar la alborada, como sí ocurre con el sol.
El propósito supremo que tenían los practicantes del budismo de la luna, el de Shakyamuni, no era otro que lograr la iluminación personal.
Ø El budismo del sol despeja aún la oscuridad fundamental derivada de la ilusión y de los actos contra la ley del universo.
Ø El propósito supremo de los practicantes de budismo del sol, el de Nichiren, podría describirse como el desafío de transmitir a muchas otras personas el brillo del sol de la budeidad que existe dentro de nuestra vida.
“El rayo de la luna atraviesa el agua transparente de un corazón sin mancha, incluso si las olas lo quiebran continua brillando” Poema japonés del siglo VIII

Este poema se utiliza para simbolizar en el Budismo, a través de la luna, la transmisión de la enseñanza de corazón a corazón, sin pasar por la argumentación intelectual, a través de la experiencia directa; llega al corazón en calma aunque la mente esté agitada como las olas del mar.
Un cielo azul, las nubes... la Luna brillando en pleno día al entrar la primavera. "El invierno siempre se convierte en primavera" dice el Buda, y esto es así desde hace siglos, en el tiempo conocido por la humanidad.
En la luna están impresas las heridas de la tierra, la historia de su evolución, las marcas de la lucha por sobrevivir. Como un alma que se ve tranquila a la distancia pero cuando se aproximan a ella muestra cicatrices profundas. Las "cicatrices" sobre la luna, sin embargo, no disminuyen su belleza, misterio y amor. Todo procede de la Luna y todo a ella regresa.
Este año comenzó con luna azul como un presagio alumbrando el camino. (2010) 




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