domingo, 25 de marzo de 2012


Las personas comunes son de extrema importancia; no las celebridades, los poderosos, los acaudalados, los académicos u otros a quienes la sociedad considera grandes o dignos de elogio. El propósito de todas las cosas debe ser la felicidad del pueblo. Lo demás sólo tiene que ser un medio para lograr ese fin. Quienes no pueden reconocer este punto fundamental y miran por sobre el hombro a los demás y los explotan, son absolutamente viles y despreciables, un impedimento para la felicidad de la gente.

Daisaku Ikeda

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