Líder budista insta a impulsar la abolición de las armas nucleares para construir una cultura universal de los derechos humanos
A pesar de que dichos retos son de una magnitud y complejidad desalentadoras, Ikeda manifiesta su convicción, como budista, en la capacidad humana de enfrentar y vencer los desafíos, aunque éstos aparenten ser insuperables.
Con respecto a la abolición nuclear, Ikeda sugiere acciones concretas que podrían ser emprendidas por los ciudadanos del orbe entero: 1) establecer estructuras para propiciar el rápido desarme de los estados poseedores de armas nucleares; 2) impedir y prohibir el desarrollo y la modernización de las armas nucleares; y 3) proscribir extensamente dichos armamentos inhumanos mediante una Convención sobre Armas Nucleares (CAN).
Con dicho fin, Ikeda expresa su adhesión al llamado realizado por el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, a sostener con regularidad cumbres del Consejo de Seguridad de la ONU relativas al desarme. Ikeda propone que los estados que han renunciado a las armas nucleares participen regularmente y que los especialistas y los representantes de las ONGs expresen sus voces en dichas cumbres. Asimismo, sugiere la celebración en Hiroshima y Nagasaki de una conferencia cumbre de las partes de 2015 encargada del examen del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP).
Para facilitar la entrada en vigor del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCEN), Ikeda urge a emprender una serie de iniciativas bilaterales, regionales y multilaterales mediante las cuales grupos de estados –tales como Egipto, Israel e Irán— se comprometan mutuamente a ratificar el tratado. Arreglos similares basados en las conversaciones entre las seis partes podrían emplearse para concretar la desnuclearización del nordeste de Asia.
Ikeda reitera su firme apoyo a una CAN. Subraya que un acuerdo normativo de tal índole permitirá transformar cualitativamente el derecho internacional tradicional –concertado únicamente entre gobiernos— en una legislación regida por el deseo de la ciudadanía mundial.
En relación a la educación en derechos humanos, Ikeda señala que el respeto de los derechos humanos no es fruto de los tratados o las leyes, sino producto del esfuerzo que realizan individuos comunes para corregir las injusticias que experimentan u observan en su entorno; por ende, destaca, la "cultura de los derechos humanos" implica el cultivo de la sensibilidad hacia los derechos humanos, los propios y los ajenos.
Ikeda expresa su apoyo a los esfuerzos que se realizan para promover la educación en materia de los derechos humanos centrados en la ONU. Con dicha meta, propone el establecimiento de nuevos cuerpos consultivos dentro del sistema de la ONU. Asimismo, enfatiza la relevancia de la Declaración de las Naciones Unidas sobre Educación y Capacitación en Derechos Humanos que está por ser finalizada y expone iniciativas de la SGI para apoyar dicho proceso, tales como la creación de DVDs y otros instrumentos para fomentar la educación sobre derechos humanos.
Asimismo, invita a las religiones del mundo a participar en el diálogo interreligioso en aras de la promoción de la educación en la esfera de los derechos humanos.
Daisaku Ikeda es presidente de la Soka Gakkai Internacional (SGI), una asociación budista compuesta por doce millones de miembros a nivel mundial comprometidos con la promoción de la paz, la cultura y la educación. Desde 1983, cada 26 de enero –fecha conmemorativa de la fundación de la SGI—, Ikeda ha publicado propuestas de paz en las que ofrece sugerencias concretas para resolver asuntos globales basadas en la filosofía del humanismo expuesto en el budismo.
Fuente: Soka Gakkai Internacional