José Cueli

Lo único que nos faltaba a los pobres mexicanos era padecer este gélido invierno. No fue suficiente con vivir en 2009 ventarrones y ramalazos de todo tipo, ahora iniciamos el año con este clima que nos cala hasta los huesos y nos congela el alma.

Este triste clima invernal no hace sino ahondar el talante depresivo que venimos arrastrando desde hace mucho tiempo. La ciudad se vislumbra triste y gris mientras los rostros se ven apagados y taciturnos. Buscamos apaciguar el frío con ropa térmica y calentadores o chimeneas. Pero hay otro frío que no se calma con estos paliativos.
Leer aquí todo: La Jornada: Frío que estremece el alma

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