Publicado por Hasardevi | 10:35 | 0 comentarios »


Observar las situaciones y los acontecimientos bajo una luz positiva es importante. La fortaleza, sabiduría y alegría que acompaña tal actitud lleva a la felicidad. Sin embargo, considerarlo todo bajo una luz positiva o con un espíritu de buena voluntad, no significa ser tontamente crédulo y permitir a los demás tomar ventaja de nuestra buena disposición. Significa tener la sabiduría y la percepción para empujar las cosas en una dirección positiva al observarlas en su mejor luz, al mismo tiempo que tenemos los ojos firmemente centrados en la realidad.

Daisaku Ikeda

Publicado por Hasardevi | 9:06 | 0 comentarios »


Al final, la felicidad yace en cómo se establece un sólido sentido de sí mismo o del ser. La felicidad no está en las apariencias externas ni en la vanidad. Es un asunto de lo que se siente interiormente; es una profunda resonancia en la vida de cada quien. Estar colmado cada día con un gratificante sentido de regocijo y propósito, un sentido de tareas cumplidas y profunda satisfacción: la gente que se siente así es feliz. Aquellos que tienen tal sentido de satisfacción aun si se encuentran sumamente ocupados, son mucho más felices que quienes tienen tiempo en sus manos pero se sienten vacíos por dentro.

Daisaku Ikeda

Déjame Entrar

Publicado por Hasardevi | 19:42 | 0 comentarios »




Ven, escúchame, soy yo, Eli. Mira

qué consumida, qué pequeña estoy, que sola en el

mundo. Mi piel es como un frágil manto de nieve

azul, blanca y azul de tanta tristeza, como la de

estas tierras siempre heladas donde ahora sobrevivo,

aquí , lejos del sol que

posado en esta piel mía lastimada,

me haría arder en una pira de dolores inauditos

hasta volverme de cenizas puras, a mí, que estoy

hecha de noches y desvelos.

Mira qué fea me estoy poniendo. Yo,

que suelo ser tan linda y misteriosa. Es el ansia,

Me muero de hambre, hambre de

verdad. No puedo engañar a mi

cuerpo con algo que no sea sangre porque me revolvería

violentamente. No tengo mucho tiempo. Si no bebo un poco de

sangre podría diluirme en el éter y no podré

estar más a tu lado, ya no podré mirarte, ni podremos jugar

a no jugar.

¿Te dejarías abrir el cuello y darme de tu san-

gre en un último rito que prolongue esta agonía

perpetua mía que es la inmortalidad?. Mis recuerdos

se pierden en la larga noche que es mi vida

...Ha pasado tanto tiempo, siglos que se acumulan

en una luna oculta que me persigue,

sin nada revelarme, porque, amado mío,

"sigo siendo una niña de 10 años, sigo sin entender

tantas cosas, asomándome a la noche

de la vida a través de mis ojos asombrados. Mi

cuerpo y mi alma, las ideas que restallan en mi

cabeza y mis ganas de vivir son de una niña de

10 años, como tú".

"Somos tan iguales, Oskar, aunque tú no

tengas que beber sangre para no morir, aunque

tú no puedas trepar por los muros como

una lagartija de hielo. Lo que nos iguala es esta

infancia siempre arrojada a la esquina de una

habitación, esta soledad que no podemos compartir

con ningún otro solitario de la Tierra más

que con nosotros.

"Sé que tu vida allá afuera es una pesadilla,

pero yo te puedo enseñar a defender ese

espacio reducido que es la vida misma, esa vida

que desconocemos, porque aunque seamos pequeños,

en nosotros puede habitar una fuerza

capaz de derribar muros y arrancar cabezas.

Ellos, los otros, siempre se han aprovechado

de la debilidad de criaturas como tú y como yo,

pero deben saber —los otros— que me tienes

y que te tengo, no sé por cuanto tiempo, no sé

en dónde, pero debemos huir el uno con el otro.

Este mundo no nos comprende, y por eso he

venido hoy por ti...

Déjame entrar

No, no beberé de tu sangre, tú no eres mi

alimento, aunque me nutres, me nutres con

tu tristeza tan parecida y blanca a la de esta

nieve que no deja de caer afuera, con tus ganas

de sobrevivir el pequeño drama de la existencia,

drama que puede crecer hasta la desmesura

y volverse un peligro. Por eso, Oskar,

Déjame entrar

Yo sola no puedo pasar a tu sala, yo por mi

propio pie no puedo recostarme en tu camita

tibia ni me puedo duchar en tu regadera, porque

reventaré en un baño de sangre. Pero si

así lo quieres, Oskar, entraré aun si no me das

permiso, para que veas que soy capaz de morir

por ti, junto a ti, porque entrar a un lugar al

que no somos invitados nos mata. Mira cuánta

sangre me brota como en borbollón por la piel

y la cabeza, mira mis lágrimas de sangre, mis

manos que son cuencos enrojecidos y anegados.

Oskar, me dejaría morir, sólo te pido

Déjame entrar

Porque de morir te dejaría solo, y te necesito.

Déjame entrar a tu sala, a tu recámara en la

cual dormir junto a tu cuerpo, a la regadera de

tu casa para quitarme bajo el agua estos coágulos

densos, estos deltas sanguíneos que me

drenan el alma.

Gracias, Oskar, gracias por dejarme entrar

a tu hogar y a ti, ven, toma mi mano, no tengas

miedo, estoy hambrienta pero no te haré daño,

viajaremos juntos por el mundo de la nieve y la

oscuridad para amarnos, yo así, una niña de 10

años que jamás crecerá, que seguirá jugando

con el viento y las ensoñaciones, alimentándose

de la sangre de los otros, de los distintos a nosotros.

Vamos, no importa si mañana eres Oskar

el hombre, si dejas en tu cama, junto a mí, esta

niñez salvaje y hermosa que nos une. Ahora tú

eres Oskar, mi compañero de infancia, y debo

recostarme a tu lado. ¶


La libertad y su fantasma

Publicado por Hasardevi | 17:57 | 0 comentarios »

de l'Humanité 16 janvier 2011

“El fantasma de la libertad” de Luis Buñuel es esa película en la que el gran cineasta y antiguo surrealista que fue se complace invirtiendo todas las situaciones. Pero eso no es sólo un juego. El genérico de la película evoca “El Tres de Mayo” de Goya, donde los madrileños sublevados eran fusilados por los soldados del ejército de Napoleón. Estos últimos venían "en nombre de la libertad", los insurgentes españoles morían gritando "¡Abajo la libertad !". La utilización que la derecha y el capital dan a la palabra libertad invoca el mismo fantasma. Libertad de horarios, libertad de despido, flexibilización de las restricciones del Código del Trabajo no son más que las mortajas con que se viste la explotación.

El Código del Trabajo cumple cien años. Y si es cierto que algunas formas de pensamiento libertario han podido, a lo largo de la historia, estigmatizar la ley, vivida o pensada como un instrumento de opresión de los poderosos y del Estado, el Código del Trabajo es precisamente el ejemplo contrario, el de un proceso legislativo que va a proteger a los más débiles de los abusos. Nació para proteger a los niños de cinco años que, como lo cantó Jean Ferrat, trabajaban en las minas, para proteger a estas mujeres que describe Marx en páginas terribles de El Capital, encadenadas a máquinas a veces durante cuarenta y ocho horas, nació para que todo trabajo merezca un salario justo y que éste no dependa de la buena voluntad y del estado de ánimo de quien saca el beneficio. "El trabajador libre que va al mercado libre para vender su piel debe esperar que le curtan." Sí, es otra vez más una frase de Marx.

La libertad del capital es la de extenderse por todas las esferas de la vida social y de la vida de las personas. Liberarse de las limitaciones. Es derribar todos los obstáculos, todos los frenos que limitan su influencia. Desde 1910, el Código del Trabajo ha sido una conquista social y democrática. La fuerza del pueblo, de los trabajadores, en oposición al poder del dinero. Pero he aquí que la derecha quiere deshacer los logros de la historia a cualquier precio. Bajo el pretexto de la modernidad, se remonta en el tiempo. Los empleados, más exactamente los trabajadores del comercio y de los grandes almacenes, lo saben bien en este periodo de fiestas. La apertura en domingo, horarios interminables... ¿Y qué pasaría si el sector empresarial obtuviera lo que quiere bajo el pretexto de las necesidades de los consumidores, es decir, una libertad total ? ¿Qué ocurriría con las pensiones, a pesar de que la batalla no se ha ganado completamente, si el poder y el MEDEF no hubieran tenido en su contra a millones de ciudadanos ? Nicolás Sarkozy no ha renunciado al deseo de acabar con el modelo social francés nacido de la Resistencia, todavía receptiva a los derechos de los trabajadores, es decir, la libertad de los trabajadores frente a la del capital. Es contra esta libertad que la derecha y el MEDEF invocan el fantasma de la libertad.

Nicolás Sarkozy no ha renunciado a la voluntad de poner fin al modelo social francés y a los derechos de los trabajadores.

Publicado por Hasardevi | 17:12 | 0 comentarios »


Joyas del corazón

19 de enero

La flores silvestres no son frágiles; ni siquiera las más delicadas o pequeñas. Parecen vulnerables, pero sólo exhiben fortaleza.

No las doblega ni el viento ni la lluvia.

Con esa misma actitud inalterable, nuestra consigna es:"¡Nada nos vence"!.


Daisaku Ikeda