Translated mercredi 23 septembre 2009, par
El sistema de sanidad más caro que sin embargo sitúa a los EE.UU en el 37º puesto mundial en términos de eficacia.
“Su país es un modelo que nosotros envidiamos”, declaró Nicolás Sarkozy, en septiembre de 2006, al presidente Bush. Revelando de esa manera su apetencia por el modelo liberal anglosajón. Del cada uno para sí y Dios para todos que conduce a una injusticia sanitaria implacable.
Al ceder la sanidad al sector privado y a la ley del mercado, los EE.UU. han conseguido una verdadera proeza : tener los gastos en sanidad más elevados del mundo y uno de los sistemas más ineficaces. El país dedica más del 16% de su PIB a los gastos de sanidad (frente al 11% de Francia), pero ocupa el 37º lugar en la clasificación anual de la Organización Mundial de la Salud en lo referido a la calidad del sistema médico. Los 46 millones de norteamericanos (15,4% de la población) no asegurados sólo son un aspecto – el más visible y más dramático- de este desastre sanitario. La consulta nacional lanzada por el sindicato AFL-CIO en abril y mayo pasados da una idea de la amplitud del problema : sobre 23.000 participantes, un tercio declara renunciar a los cuidados más básicos debido a sus costes. Los miles de testimonios recogidos en la página del sindicato son elocuentes, como el de Amber, en Florida, que cada mes debe elegir entre las necesidades esenciales. “sé que necesito ir al médico pero a veces no puedo porque debo pagar la gasolina para ir al trabajo, explica ella, estoy siempre racionando los medicamentos porque no tengo los medios de seguir las prescripciones.” Originaria de Carolina del Norte, Dayna cuenta, que su madre murió en un mes de un cáncer diagnosticado demasiado tarde. “Tenía miedo a que, si iba al médico, nuestra familia tuviera que declararse en quiebra.”
Los Estados Unidos son el país del mundo que gasta más en sanidad por habitante. En 2007, los gastos alcanzaron 2.250 miles de millones de dólares (1.600 miles de millones de euros) o lo que es lo mismo 7.421 dólares (5.300 euros) por persona. Estos costes se explican por el precio de los medicamentos (libres en los EE.UU.) Y de los cuidados médicos, y por la multiplicación de organismos pagadores, lo que implica gastos de gestión muy elevados. “Cerca de un tercio del presupuesto sanitario”, precisa Leonard Rodberg, director de investigaciones del grupo “Médicos por un programa nacional de salud de Nueva York”.
En el sistema norteamericano, el 70% de los seguros sanitarios son privados, ya sean contratados por medio de los empleadores o directamente a nivel individual. Sólo las personas mayores, los minusválidos y algunas familias pobres pueden beneficiarse de los sistemas públicos Medicare y Medicaid. La casi totalidad de los norteamericanos están por lo tanto enfrentados a las todopoderosas compañías de seguros cuyas tarifas y practicas no tienen topes. Los precios de las pólizas son exorbitantes (la prima de un seguro medio para una familia con empleo es de más de 12.500 dólares – 8.750 euros- o sea la cuarta parte de sus ingresos medios) y casi se ha duplicado bajo la presidencia de Bush. Es una de las razones que explican que el 15,4% de la población no esté asegurada.
Pero para otros, estar asegurado no significa estar protegido : las aseguradoras imponen franquicias que pueden alcanzar varios miles de dólares, el límite de los reembolsos (1 millón de dólares) y se reservan el derecho de poner fin al contrato cuando el asegurado está gravemente enfermo… ¡pues les cuesta demasiado ! Son también decenas de millones los que están “infra-asegurados”. Pagan puntualmente un seguro pero las cláusulas sólo les cubren muy parcialmente. El resultado es sorprendente : las tres cuartas partes de las personas en quiebra personal por problemas médicos estaban… aseguradas. Es el caso de Lawrence Urdin, cuya historia es contada por el “New York Times”. Teóricamente asegurado al nivel de de 150.000 dólares (107.000 euros). Este hombre de 64 años, hospitalizado y atendido por problemas cardiovasculares, fue declarado en quiebra personal por una deuda médica de cerca de 200.000 dólares (143.000 euros), su seguro al final sólo cubría la estancia en el hospital pero ninguna de las operaciones y ninguno de los tratamientos necesarios…
Las consecuencias de este sistema que no permite atender correctamente y todavía menos labores de prevención son dramáticas en términos de sanidad pública. Según el centro de estudios norteamericanos Rand Corporation, dos de cada tres norteamericanos, son obesos o tienen sobrepeso, uno de cada diez sufre diabetes, y una cuarta parte de la población entre los 45 y los 54 años padece hipertensión. Con una tasa de mortalidad infantil del 6,4 por 1000, el país está en la 27ª posición mundial.
Y el futuro es sombrío : la cifra de 46 millones de no-asegurados, que es anterior a la crisis, podría estallar, ya que en el sistema norteamericano cerca del 60% de los asegurados lo están a través de su empleo. Así, cerca de un cuarto de los participantes del estudio de la AFL-CIO dicen que al menos un miembro de su hogar ha perdido su protección sanitaria en el transcurso del año debido a la pérdida o al cambio de empleo. En cuanto al coste para el país, podría alcanzar los 4.300 miles de millones de dólares (3.070 miles de millones de euros) por año de aquí a diez años. Según la Rand Corporation. “de aquí al 2017, alrededor de 20 céntimos de cada dólar gastado en la economía norteamericana lo será para la cobertura sanitaria.
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