El karma en el budismo
La explicación del karma dentro de las doctrinas budistas es diferente de la hinduista, ya que en esta corriente de pensamiento el karma no es únicamente una ley de causa y efecto que implicaría la existencia de dioses invisibles encargados de hacerla cumplir, sino una inercia natural.
El loto, en alusión al Sutra del Loto "El Rey de los Sutras" según la tradición budista de Nichiren Daishonin, contiene en su flor las semillas por lo que simboliza la simultaneidad de causa y efecto, esto es, que en la causa misma se lleva intrínseco el efecto. Esto es parte de la connotación de "karma", per hay mucho más...
Cuando un sujeto roba un banco, esta acción quedará registrada en su mente alterando el flujo de ésta, y provocando en él una percepción errónea de la realidad («tengo derecho a tomar sin permiso las cosas que necesito»). En realidad este proceso es subconsciente. Estas percepciones erróneas le condicionarán a sufrir más adelante, pues crean un estado mental propenso a la infelicidad.
Son las percepciones erróneas las que producen la infelicidad, la distorsión que en la mente se hace de la realidad, la validación de una conducta inadecuada y dañina produce los efectos negativos que se van grabando en la vida del individuo. Pero no hay que confundir karma con "tendencia de vida".
El karma no sería entonces una recompensa o un castigo mágico a las acciones sino simplemente el hecho de que las acciones humanas tienen consecuencias tanto externas como mentales.
El karma puede entenderse como una forma de "crédito y débito", no tanto como premio y castigo.
Fundamentación
Según el budismo, al comportarse de acuerdo con el karma, la persona debería tomar conciencia de que la búsqueda de la venganza y el mal traerá graves consecuencias en la vida diaria y en las vidas futuras. Esto permitiría aprender del sufrimiento, dominarlo y sacar provecho de él en términos espirituales para llegar al desarrollo de una vida más plena.
Puesto que todo acto tiene origen en la mente, el budista debe vigilar sus pensamientos y sus palabras, ya que también pueden producir bien o mal. Cada acción y palabra, buenas o malas, sería un búmeran que a veces vuelve en la misma vida y a veces en una vida futura.
El karma puede ser explicado como un fenómeno análogo a la inercia. Según esta visión, el individuo genera tendencias a través de sus causas. Un pensamiento, palabra o acción intencional, si se repite, se convierte en costumbre y condicionará una tendencia en el mismo sentido. En el futuro, las causas no necesariamente serían intencionales, sino que estarían influidas por causas previas. En este sentido, el karma constituye una influencia inconsciente, condicionante pero no determinante, pues somos siempre libres y podemos contrarrestar nuestras influencias o tendencias negativas. Aunque sean escasos en porcentaje, tenemos numerosos ejemplos de personas que han cambiado radicalmente de vida.
La mayoría de las escuelas budistas enseñan que mediante la meditación se puede llegar a un estado de super conciencia llamado nirvana (samādhi en yoga), que es el fin de la existencia condicionada por el karma. Algunas, como las del budismo nichiren, entienden que no es posible escapar al ciclo de la reencarnación, si el karma no se rompe. Por lo tanto, la práctica budista tiene por objeto que las personas alcancen un estado de paz y felicidad absoluta en esta misma vida y de este modo, "romper" la cadena del karma. Trascenderlo.
Karma: no sólo acciones físicas
El karma no implica solamente las acciones físicas, sino habría tres factores que generan reacciones:
• los actos
• las palabras
• los pensamientos.
El budismo sostiene que, así como las causas internas dan lugar a las consecuencias que ocurren en lo externo, las personas pueden escapar del condicionamiento del karma y así liberarse de los cuatro sufrimientos:
1. nacimiento
2. enfermedad
3. vejez
4. muerte
De acuerdo con varias religiones dármicas, el karma sería una energía metafísica (invisible e inmensurable) que se deriva de los actos de las personas. De acuerdo con las leyes del karma, cada una de las sucesivas reencarnaciones quedaría condicionada por los actos realizados en vidas anteriores. Es una creencia central en el budismo, el hinduismo, el yainismo, etc., aunque con ciertos matices.
El sustantivo sánscrito kárman significa ‘acción’. Proviene de la raíz kri: ‘hacer’.
Por lo tanto, comencemos por aceptar nuestra responsabilidad en cada situación, aunque aparentemente nos parezca injusta. Aceptar y entender nuestra responsabilidad nos ayuda a darle una perspectiva positiva a nuestra vida y es el primer paso importante para equilibrar nuestro karma.
Esto comprende no solo acciones, también abarca nuestros pensamientos.
Hay algo realmente importante que subrayar, para que nosotros sembremos algún tipo de Karma, debemos tomar conciencia de lo importante e imprescindible que es la intención y no la acción, es decir el sentimiento o pensamiento que me mueve para hacer algo es lo que definitiva y completamente creará mi Karma.
Así, no es únicamente nuestra acción lo que determina nuestro Karma, es nuestra actitud ante la vida la que lo creó, es decir, que no es lo que hagamos sino la emoción que habita en esta acción… y la emoción que lo genera.
¿Cómo, entonces, entender y tomar conciencia de los pensamientos y emociones que están invadiéndonos constantemente? Observándonos constantemente. Es común que observemos el desempeño del vehículo que utilizamos para transportarnos, si escuchamos un "ruidito", porque estamos atentos a ello, observamos y tratamos de conocer su origen, pero, ¿y nuestras emociones? ¿nuestros pensamientos? ¿nos preocupamos por entender la índole de éstos y qué los origina?; ¿observamos nuestras motivaciones?
Casi todo el tiempo estamos actuando de manera mecánica, sin atender los reclamos de nuestro cuerpo, menos de nuestra mente o "corazón", es decir, las emociones que nos embargan: las negamos, las disfrazamos, pretendemos engañarnos a nosotros mismos. Eso es parte de la inconsciencia en la que se vive y, al no atender esa parte vital de nuestra vida, deambulamos por el mundo repitiendo patrones de conducta dañinos y creamos olas de negatividad y dolor en nuestro entorno. Hacemos algo por la motivación equivocada... y los resultados nos lo gritan pero somos incapaces de verlo.
En realidad, no es tan complicado, pero todo comienza con una forma de liberación, la más básica: "Yo soy responsable de lo que me ocurre, pero también yo tengo el poder de cambiarlo".
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NOTA: Se recomienda la lectura del artículo: "Karma" publicado en este mismo blog.
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