IDN-InDepthNews, 20 Junio 2010
(Foto por Daisaku Ikeda tomada en Gunma, Japón.)

BERLÍN/TOKIO (IDN) – El destacado pensador budista Daisaku Ikeda ha exhortado la pronta iniciación de negociaciones destinadas a lograr un tratado global para la abolición de las armas nucleares y de todas las demás armas de destrucción masiva que coincidiera en lo posible con el 70º aniversario de los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki.


Un tratado internacional, implementado en la forma de una Convención sobre Armas Nucleares (CAN), tendría como mandato primordial la prohibición de desarrollar, probar, producir, almacenar, transferir, utilizar armas nucleares y amenazar con su empleo, y al mismo tiempo, garantizar su eliminación. Dicho tratado sería, en lo formal, similar a las convenciones existentes que estipulan la proscripción de otras categorías de armas, como las biológicas, las químicas y las minas antipersonales.

"Tenemos que construir algo positivo partiendo de este impulso", afirma Ikeda, presidente de la asociación budista Soka Gakkai Internacional (SGI), quien por décadas se ha dedicado a promover la eliminación de los arsenales atómicos. A comienzos de setiembre de 2009, el señor Ikeda formuló un plan de cinco puntos para el logro de la abolición nuclear.

El Presidente Ikeda dio una entrevista a Ramesh Jaura para IDN-InDepthNews, en forma conjunta con la agencia de noticias Inter Press Service, aquí responde sobre cómo hacer para que importantes tratados sobre abolición de armas nucleares avancen en su implementación:

"Más que ninguna otra cosa, debemos convocar la fuerza de la voluntad popular y de la opinión pública internacional. Eso creará las condiciones para que los líderes gubernamentales se interesen genuinamente en lograr un progreso.

En tal sentido, sin embargo, la verdadera pasión e interés dentro de la sociedad civil están confinados mayormente a las personas que participan de ONGs directamente comprometidas con la referida cuestión. Pero estamos ante una cuestión de la máxima importancia –el destino de la humanidad literalmente pende de un hilo— para dejarla en manos de minorías que crean políticas gubernamentales.

Los movimientos para establecer tratados de prohibición de minas terrestres y municiones de racimo fueron liderados por ciudadanos comunes, personas cuyo sentido de humanidad se vio ultrajado por la naturaleza horrenda de esas armas; cuyo sentido de urgencia fue impulsado por la necesidad de prevenir mayores sufrimientos. De la misma manera, cuando la gente comprenda cuán importantes son el TPCEN y el TPPMF para reducir la amenaza de las armas nucleares, podremos presenciar un poderoso oleaje de respaldo dentro de la opinión pública internacional.

Desde enero hasta marzo de este año, los jóvenes y los estudiantes miembros de la SGI de ocho países realizaron encuestas entre sus pares para conocer la postura de estos respecto de las armas nucleares. Muchos entrevistados, al comienzo, dudaron acerca de las razones de esa iniciativa, con lo que se puso en evidencia hasta qué punto la gente cree que las armas nucleares están esencialmente desvinculadas de su vida. Así y todo, casi el setenta por ciento de los entrevistados aseguró que el uso de las armas nucleares era inaceptable en cualquier circunstancia. Más de la mitad expresó que nuevos debates sobre cuestiones nucleares podrían estimular el progreso hacia la abolición.

La clave, por ende, son los esfuerzos persistentes dentro de la sociedad civil para profundizar la conciencia y el interés por la cuestión nuclear, destacando, entre otras cosas, la importancia de esos tratados. Una labor tal es capaz de vencer los obstáculos hacia el progreso y transformar la realidad más pertinaz. Eso es lo que la SGI ha intentado lograr a través de la campaña Década de los Pueblos por la Abolición Nuclear, iniciada en 2007.

P.: ¿Qué papel le asignaría usted a la educación?

(...)

Juntos, podemos establecer los cimientos dentro de la sociedad internacional para crear un mundo sin armas nucleares. La gente joven ya se ha situado a la vanguardia de dicha labor. Cuando las personas comunes se unen solidariamente, poseen el poder de cerrar las brechas entre la realidad y los ideales. Esa es la determinación que nos anima cuando nos esforzamos por la puesta en marcha de aquellos tratados y, aun más, por el establecimiento de una Convención sobre Armas Nucleares que prohíba completa y efectivamente esa clase de armamentos.

La entrevista completa se encuentra aquí: http://tinyurl.com/289sxuv

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