Marzo 16, Día del Kosen-rufu(*) El espíritu de este día no radica en magníficas ceremonias o palabras rimbombantes. Radica en la victoria. Eso es lo crucial en todas las actividades. En la vida y en el kosen-rufu, se gana o se pierde. Quiero que ustedes sean absolutamente vencedores en ambos. No importa qué excusas se pretenda dar, darse por vencido trae miseria y se pierde el respeto de los demás. Espero que cada uno de ustedes, sin excepción, adornen su vida con el triunfo indestructible.
Daisaku Ikeda
(*) Kosen-rufu es un término japonés que expresa un concepto de suma importancia para los miembros de la SGI. Suele utilizarse como sinónimo de "paz mundial", y puede definirse también como "paz mundial mediante el logro de la felicidad individual". En términos generales, el kosen-rufu es una visión de la paz social basada en valores fundamentales, como el respeto inalienable a la dignidad de la vida humana.
En el Sutra del loto, Shakyamuni hace alusión a este concepto de la siguiente manera: "Cuando yo haya pasado a la extinción, en el último período de quinientos años, debéis propagar [el Sutra del loto] ampliamente, en todo Jambudvipa, y jamás dejar que se extinga…". (1) Kosen-rufu se escribe con cuatro ideogramas chinos que significan, respectivamente, "ampliamente", "declarar", "fluir" y "promulgar"; por lo que una traducción literal sería "el amplio flujo y propagación –y aplicación— de las enseñanzas contenidas en el Sutra del loto". El kosen-rufu implica, por ello, una práctica budista comprometida con la sociedad y con el mundo.
Nichiren (1222–1282) se destacó entre los budistas de su tiempo por emplear frecuentemente el término "kosen-rufu". Su énfasis en el kosen-rufu representa la esencia de su concepción de la práctica budista, pues establece que la felicidad personal –la iluminación— está inextricablemente vinculada a la paz y a la felicidad de los demás y de la sociedad en general. Nichiren rechazó la idea de que la iluminación fuese una virtud interior que se cultivaba meramente para el bien personal; también negó que el budismo tuviera como meta obtener recompensas en existencias futuras. Estas dos concepciones tienen un factor común: la resignación ante la incapacidad humana de superar el sufrimiento y transformar la sociedad de manera positiva. Para Nichiren, tal cosa representaba una desviación inaceptable del principio budista fundamental de que las personas son capaces de lograr la felicidad genuina en este mundo. Por esa razón, Nichiren criticó severamente ambos enfoques.
Según Nichiren, la iluminación no es una meta ni un fin, sino una condición fundamental para realizar acciones altruistas. El estado de vida de la budeidad, es decir, la condición de ilimitada vitalidad, sabiduría y misericordia, aflora, se mantiene y se fortalece cuando las personas actúan para contribuir al bienestar y a la felicidad de los demás, con un firme sentido de compromiso.
En nuestra época, la globalización, las relaciones complejas y la interdependencia entre los pueblos del mundo demuestran a las claras que la paz y la prosperidad no deben ser privilegios de unos pocos o de un solo país. La cruda realidad, que ya resulta imposible de soslayar, es que los seres humanos prosperarán o declinarán todos juntos.
Si bien los miembros de la SGI, que tienen una gran convicción en la validez del budismo de Nichiren, comparten con entusiasmo los beneficios de la práctica con familiares y amigos, no consideran que la fe sea lo que determina quienes conseguirán la "salvación" y quienes no. Eso se fundamenta en el concepto de que la vida de todas las personas está interconectada en el nivel más profundo; por eso, un cambio fundamental en el interior de un individuo tiene una influencia positiva en todos los demás, especialmente, en quienes mantienen una conexión estrecha con él. Así como la luz de un faro guía y brinda seguridad a las embarcaciones, una sola persona que resplandezca por su convicción y alegría puede ayudar y guiar a muchas otras en la vida.
En nuestro mundo contemporáneo, hay que disipar ante todo la oscuridad arraigada en nuestro interior que nos impide reconocer la dignidad de la vida. Toda ideología que enseñe que hay personas sin valor o cuya existencia puede resultar prescindible socava las bases de la dignidad humana. La incapacidad para reconocer el propio potencial y el verdadero valor está relacionada con la negación que hacemos de las cualidades ajenas. La violencia tiene sus orígenes en la falta de confianza en uno mismo.
Así, para los miembros de la SGI, el kosen-rufu significa realizar un esfuerzo incesante para enaltecer la dignidad humana y hacer que las personas tomen conciencia de su ilimitado valor y potencial. Es por tal razón que las actividades que se realizan en los campos de la paz, la ayuda humanitaria y los intercambios educativos y culturales son aspectos importantes del movimiento del kosen-rufu, pues promueven los valores esenciales para la felicidad humana.
Por último, el kosen-rufu no representa una meta final, estática. Como lo señaló el presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, en 1970, "El kosen-rufu no significa un punto final o el cese de la corriente; el kosen-rufu es la corriente en sí misma, el pulso vital del budismo en la sociedad".
El término budista "kosen-rufu" significa
paz duradera y eterna.
Señala el ámbito dinámico
donde la felicidad individual
y la prosperidad de la sociedad
se presentan juntas en perfecta concordancia;
donde todas las personas
–la humanidad entera que palpita y respira—
disfrutan de verdadera dicha;
donde cánticos que ensalzan y glorifican
la más recóndita esencia de la vida
son compartidos en un estado
de seguridad y contento.
(de: Poemas por la Paz, de Daisaku Ikeda)
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