El Budismo enseña que el mismo poder que mueve el universo existe dentro de nuestra vida. Cada individuo tiene un inmenso potencial, y un gran cambio en la dimensión interior de la vida de un individuo tiene el poder de tocar la vida de los demás y transformar la sociedad. Cuando cambiamos nuestra determinación interior, todo comienza a moverse en una nueva dirección.
La esperanza, en este sentido, es una decisión. Cuando poseemos el tesoro de la esperanza, podemos extraer nuestro potencial interior y nuestra fortaleza. Una persona que tiene esperanza siempre puede avanzar.
La esperanza es una flama que nutrimos dentro de nuestro corazón. Puede ser encendida por alguien más –por las alentadoras palabras de un amigo, pariente o mentor- pero debe ser desplegada y mantenerse ardiendo a través de nuestra propia determinación. Es sumamente importante nuestra determinación de continuar creyendo en la dignidad y las ilimitadas posibilidades tanto de nosotros mismos, como de los demás.
Mahatma Gandhi condujo la lucha no violenta para independizarse del régimen colonial Británico contra una fuerza desigual. El fue, en sus propias palabras, “un optimista irrefrenable”. Su esperanza no se basaba en las circunstancias, incrementándose o bajando según las cosas fueran mejor o peor. Más bien, su esperanza se basaba en una inquebrantable fe en la humanidad, en la capacidad de las personas para el bien. Él se rehusaba absolutamente a abandonar su fe en en el prójimo.
Mantener la fe en la bondad esencial de la gente y el consistente esfuerzo para cultivar esta bondad en nosotros mismos –como Gandhi lo probó, es la clave para desencadenar el gran poder de la esperanza. Al creer en nosotros mismos y en los demás en esta forma –librando permanentemente la difícil lucha interior como base de nuestras acciones- podemos transformar una sociedad que a veces parece precipitarse hacia la oscuridad en un mundo humano e iluminado en donde toda la gente sea tratada con respeto.
Puede haber momentos en que, confrontados con la cruel realidad, estemos al borde de perder toda esperanza. Si no podemos sentir confianza, es tiempo de crear alguna. Podemos hacerlo cavando más profundo dentro de nosotros, buscando siquiera un pequeño rayo de luz, y hacer posible una manera para comenzar a romper el estancamiento que tenemos ante nosotros. Y, en realidad, nuestra capacidad para la esperanza puede expandirse y fortalecerse por circunstancias difíciles. La esperanza que no ha sido puesta a prueba no es más que un sueño frágil. La esperanza comienza a partir de este desafío, este esfuerzo por aspirar a un ideal, no obstante cuán distante pueda parecer.
Es mucho mejor perseguir un remoto, incluso aparentemente imposible objetivo que engañarnos pensando que no debe tenerse esperanza ante cosas así. Creo que la tragedia fundamental en la vida no es la muerte física. Más bien, es la muerte espiritual de perder la esperanza, dándonos por vencidos en nuestras propias posibilidades de crecimiento.
Mi maestro, Josei Toda, escribió: “En busca de grandes personajes del pasado, encontramos que permanecieron invictos ante las dificultades de la vida, nadando contra la corriente. Se aferraron a esperanzas que parecían simples sueños fantásticos a otras personas. No permitieron que nada les detuviera o les desalentara para hacer realidad sus aspiraciones. La razón de esto, estoy seguro, es que sus esperanzas no fueron dirigidas hacia el cumplimiento de deseos personales o intereses propios, sino que se basaban en un deseo para la felicidad de todas las personas, y esto les imbuía extraordinaria convicción y confianza."
Aquí se refirió a una verdad de crucial importancia: la esperanza real se encuentra en comprometernos con vastos objetivos y sueños –sueños como un mundo sin guerra y sin violencia; un mundo donde todos puedan vivir con dignidad.
Los problemas que enfrenta nuestro mundo intimidan por su profundidad y complejidad. Algunas veces parece ser muy difícil ver por donde, o cómo empezar. Pero no podemos paralizarnos por la desesperación. Debemos tomar acción hacia los objetivos que noshemos trazado yen los cuales creemos. En lugar de aceptar las cosas pasivamente como son, debemos embarcarnos en el reto de crear una nueva realidad. Es en ese esfuerzo que la verdadera e imperecedera esperanza se encuentra.
Daisaku Ikeda es el presidente de la Soka Gakkai Internacional. Autor de numerosos libros y diálogos, filósofo y Poeta Laureado, un verdadero “constructor de la paz”. Una versión más larga de este ensayo apareció por vez primera en Hold Hope, Wage Peace (2005) editado por David Krieger y Carah Ong, disponible en www.wagingpeace.org.
Mujeres del Movimiento Cinturón Verde, clasifican semillas en un enfermería de árboles en Kenia.
por Frances Moore Lappé traducido por Hasardevi
Como porrista en Texas durante la época de los 50's, aún puedo recordar la emoción -- rebotando en el aire con mis pompones de color naranja fuerte. Adoraba que los estudiantes se levantaran de sus asientos con entusiasmo, haciendo rugir los soportes de las gradas.
Ahora, pensando en eso, me doy cuenta que tomaba mi trabajo muy seriamente. Y así fue, como decía mi mamá, para mantener arriba el espíritu de todos, para centrarse en lo posible. Me mantuve en esa actitud, pero hacia finales de los 60's, me encontré tratando de seguir con esa actitud pero tratando de aplicarlo a algo mayor, más que sólo apoyar a un equipo perdedor de fútbol.
Poniéndole fin al Hambre
¿Que hay sobre el hambre en el mundo?
Procuré demostrar que había sólidas razones para la esperanza en que nosotros, los seres humanos, podríamos poner fin al hambre. Y, en un sentido, tuve éxito: Demostré lo que aún es verdad, que existe suficiente alimento en el mundo como para hacer gordinflones a todos. Mi discurso se centraba en que los seres humanos crean la escasez de alimento que decimos temer. Pero las soluciones están a la mano: Para empezar podemos dejar de alimentar con tanto grano al ganado, ya que sólo se nos regresa a nuestros platos, a través de la carne, una diminuta fracción de los nutrientes con los que nosotros los alimentamos.
Estoy consciente de que sin la esperanza los humanos morimos, si no físicamente, ciertamente espiritualmente. Por ello la tarea que me auto-impuse de propagar la esperanza parece muy importante. No obstante me ha tomado tres décadas empezar a entender que la esperanza no se trata de animar un equipo deportivo o de tan solo acumular la evidencia de la misma.
No me fue fácil llegar a esta conclusión. En realidad fui forzada, aún en contra de mi voluntad, a reconsiderar la esperanza. Pensaba que qué mala suerte tenía, haber nacido como animadora por naturaleza y aún así vivir en una época, la primera en la evolución humana, en que podíamos ver y aún graficar la declinación de nuestro planeta. La tercera parte de las especies que viven en el mar, corren el riesgo de la extinción; Anualmente 10 millones de niños corren el riesgo de morir por enfermedades curables y previsibles, el horror de la esclavitud aún existe, más gente muere en conflictos violentos que en épocas pasadas, las capas polares se están derritiendo más rápido de lo que los científicos han predicho.
¿Y la esperanza, que lugar ocupa en ese escenario?
Ninguno. Pero, he encontrado que no existe escenario alguno que debamos cambiar para crear la esperanza. La esperanza no está en ningún escenario, no es un valor estático. Aprendí que la esperanza es más verbo que palabra. Es acción. La esperanza no es algo que encontremos, más bien es algo que surge de nosotros ¿Pero cómo?
La respuesta me ha llegado de forma clara y como consecuencia de una bendición extraordinaria: Junto con mi hija, que también colabora conmigo escribiendo, he viajado por los cinco continentes para escribir la secuela de aniversario de los 30 años de mi primer libro, Dieta para un Pequeño Planeta, lo cual resultó ser un libro de historia, las historias de personas en nueve países empujados hasta la orilla de la esperanza, mostrando que es posible llegar a la raíz de nuestros más asombroso problemas sociales y ambientales.
La gente con la que nos reunimos era sumamente diversa, pero tenían algo muy importante en común. Cada uno había experimentado un “momento de disonancia”, como hemos dado en llamarlo, un momento en que ellos despertaron a la desconexión que había entre sus vidas interiores -- sus valores más profundos y necesidades -- y el mundo exterior. Ellos reconocieron que el mundo que ha sido creado (adviertan ustedes la voz pasiva) no es el mundo que cualquiera de nosotros deseamos.
Cada uno de nosotros puede hace una elección en estos momentos de tanta desorientación. ¿Nos llenamos con esos atroces sentimientos y sólo seguimos con ellos a cuestas? ¿O los escuchamos y nuevamente hacemos otra elección? ¿Nos la pasamos en la negación, o nos liberamos? ¿Nos arriesgamos a actuar de acuerdo a nuestros más profundos sentimientos, incluso si ello significa interrumpir nuestras cómodas rutinas --cosa que generalmente ocurre– llegando incluso a romper con algunas personas cercanas a nosotros?
Por ejemplo, en Kenia conocimos a Wangari Maathai. Ella fue quien observó, en 1977, que la deforestación se hacia cada vez mayor, y plantó siete árboles durante el Día de la Tierra, para así luchar contra la paulatina invasión del desierto. De esta forma se dio cuenta que sería necesaria un gran movimiento de los aldeanos para triunfar, ella se acercó a los organismos forestales del gobierno, quienes le respondieron “Oh no, los aldeanos no saben como hacerlo, sólo los silvicultores pueden hacerlo”; a lo que ella respondió “bueno eso fue hace 20 millones de árboles” y ahora todos los árboles que se han plantado han sido por mujeres de esas aldeas.
Esas mujeres, integrantes del Movimiento Cinturón Verde –al igual que otras muchas que conocimos durante nuestra travesía-- tenían cientos de razones para no tener esperanza. Wangari al igual que los aldeanos Kenianos se enfrentaron a la corrupción política y a la peor sequía que hubiese visto su país. Ellas se encontraron luchando contra la pobreza, la cual se había incrementado pues les tocó vivir la caída libre en el precio mundial de las cosechas del café, de la cual dependían los aldeanos para vivir.
Aun en esas circunstancias, esas mujeres se encuentran entre las más esperanzadas que he conocido jamás. Su espíritu cantaba junto con su voz y sus pies danzantes. Ellas no sólo plantaron árboles sino que recuperaron las cosechas tradicionales africanas y se encontraron libres de la dependencia en los mercados especulativos mundiales. En una cultura en donde muchas mujeres reportan ser golpeadas por sus esposos, se enfrentaron a ellos. Muchas escogieron tener menos hijos. Portan orgullosamente en sus playeras el lema del Movimiento del Cinturón Verde “Por mí, yo he elegido”.
Posiblemente muchos de nosotros estamos buscando la esperanza en los lugares erróneos. Y quizá esta es la razón por la cual la Organización Mundial de la Salud ha reportado que la depresión es ahora la cuarta principal causa de incapacidad y muerte. En menos de 20 años, será la segunda. Quizá hemos estado buscando la esperanza en las pruebas de la misma – comparando lo positivo contra lo negativo. La esperanza es algo más. La esperanza es lo que hacemos.
A mi hija y coautora, Anna, le encanta decir que ella pensaba que la esperanza era para pusilánimes, para gente que no podía enfrentar lo malo que son las cosas. Ahora, a través de nuestra travesía, hemos visto que la verdad es lo contrario a esta forma de pensar. La esperanza no es para cobardes. Sólo lo es para el fuerte de corazón. Para eso en que nos convertimos cuando, como las mujeres del Movimiento Cinturón Verde, hacemos una elección. Cuando escogemos escucharnos y arriesgarnos y así aprendemos a llorar y a cantar al mismo tiempo.
Frances Moore Lappé es autora de 14 libros, incluyendo el best-seller Dieta para un Pequeño Planeta y su secuela La Orilla de la Esperanza. Es co-fundadora de dos organizaciones que se enfocan en la comida y las raíces de de la democracia.
Creo que la esperanza es una actitud que debemos cultivar -- entre otras: gratitud,verdad,confianza, cooperación y fe en el desplegar maravilloso de la vida en la Tierra.
Tengo fe en la continuación del desarrollo y la maduración humana hacia una sabiduría más grande. Nosotros, los humanos, utilizamos sólo 10 por ciento de nuestras capacidades cognoscitivas -- mientras que nuestras capacidades emocionales para la empatía y la colaboración son también enormes.
Recientemente, me uní un grupo de académicos que revaluaron al científico inglés Charles Darwin (www.thedarwinproject.com). Descubrieron cómo las teorías de Darwin fueron distorsionadas por la elite victoriano de Gran Bretaña hacia las cínicas teorías de "la ley del más fuerte," la competencia sobre los recursos y el territorio. Esta doctrina "Darwinismo Social"llegó a ser el apuntalamiento de la economía de mercado y su enfoque sobre la "naturaleza humana" fue básicamente egoísta y competitivo.
Los nuevos académicos estudiosos de Darwin, inclusive David Loye en su Teoría Perdida de Darwin del Amor, han puesto ahora las cosas en su lugar. Darwin sólo mencionó "la ley del más fuerte" unas cuantas veces al acentuar constantemente que el verdadero genio de los seres humanos es su capacidad de vincularse, de confiar los unos en los otros, colaborar y madurar en el altruismo.
Este nuevo punto de vista sobre la naturaleza humana, creo, es correcto e implica un replanteamiento en la forma de pensar sobre los programas escolares empresariales y en lo económico mismo -- equilibrando su enfoque en la competición y el egoísmo, para llevarle hacia la cooperación y nuestra capacidad para el altruismo. ¡He aquí nuevos fundamentos para la esperanza!
La Dra. Hazel Henderson es una futuróloga independiente, columnista de agencias de noticias, y consultor sobre el desarrollo sostenible en más de 30 países. Ella es autora de varios libros, incluyendo Construyendo un Mundo en que Todos Ganan.
Desastres naturales, inseguridad, falta de ocupación y el sentimiento de estar aislado, ocasionan gran sufrimiento a la gente y puede lesionar sociedades. Pero los seres humanos armados con esperanza nunca están desvalidos. Las personas con esperanza son los más fuertes agentes de cambio. La esperanza es tan esencial para la vida como lo es la comida y el agua. La fe en uno mismo y en el futuro nos ayuda a enfrentar los desastres y los conflictos.
Como musulmán, aun viviendo en el Oriente Medio, una región que está en ebullición e inestabilidad por el prejuicio y el odio, todavía hay abundante vida y amor. Esto se debe a una perspectiva cultural que proviene de la creencia que somos probados en la vida por varias clases de dificultades. Culturalmente, los musulmanes aceptan lo que les sucede y dan gracias a Dios por todo, teniendo en cuenta lo la voluntad de Dios la cual consideran una oportunidad para examinarse a sí mismos y desarrollar la paciencia, en el entendimiento que el sufrimiento individual siempre puede ser mayor.
Ante el desastre uno puede permanecer enojado y amargado o ejercitar la paciencia o la aceptación, o bien, la más alta respuesta, la más significativa y llena de fe, la gratitud o la comprensión. Sin la fortaleza de esta fe, uno fácilmente se agobia y es incapaz de hacer surgir la esperanza necesaria para cambiar la vida y traer la luz al mundo. Lo que ocurra en nuestro loco mundo no debe ocasionar que perdamos la esperanza; más bien nos debe incitar para crear un mundo justo; un mundo libre de egoísmo.
La vida en nuestro mundo siempre vale la pena vivirla, y hay muchas cosas que nos hacen felices aún en las condiciones más difíciles. En el mundo actual, lleno de angustia y dolor, no tenemos más elección que abastecernos con la paciencia y la esperanza que nos permitirán ir hacia la costa más segura.
Ziyad Alawneh es un especialista jordano en desarrollo sostenible y activista ambiental. Actualmente es coordinador del Proyecto Integrado de Administración de las Aguas del gobierno de Jordania.
“Todo lo que está hecho en el mundo, se hizo por la esperanza”, escribió Martin Luther King, Jr. Con el tema de “la esperanza”, se enfoca el poder de ésta y cómo opera en nuestra vida y en la sociedad como un todo. Con particular atención en las formas de mantenerla, encontrarla o forjar la esperanza cuando las circunstancias objetivas parecen sombrías. Aquí el enfoque académico de quien ha examinado la naturaleza de la esperanza.
Es oportuno hacer notar la diferencia que existe en el idioma Inglés entre “hope” y “wait”, significan ambas “esperar” en español, pero el sentido de cada una difiere. Wait, es esperar pasivamente; hope conlleva la fe, la convicción, la confianza en que algo sucederá o se realizará. En francés sucede igual: dos palabras para esperar con distinto significado: attendre esperar; espère, esperar con esperanza. En español esperar proviene del Latín, spero, y es la sola palabra para indicar ambas cosas: la expectativa de que algo llegará porque se conoce la probabilidad de que eso suceda, y la espera que involucra el deseo de que algo se realice, ya sea que existan o no indicios o posibilidades de tal cosa.
Ahora que está por comenzar un nuevo año, y las expectativas no son para nada halagüeñas, parecería una ironía desear a los demás prosperidad, felicidad, alegría. Sin embargo, y este es el objetivo de esta serie de artículos del cual el presente es el primero sobre la “Esperanza”, me parece que la esperanza se debe crear a cada momento, es algo que determinamos los seres humanos y a lo que no debemos renunciar nunca. El presidente Legítimo de México, A.M. López Obrador, señala uno a uno los problemas que vive el país, pero siempre imbuye su discurso de esperanza: he ahí un dirigente político que va al fondo de las cosas, al meollo de toda lucha, a lo verdaderamente sustancial.
Ernesto "Ché" Guevara decía que un verdadero revolucionario era guiado por sentimientos de amor al prójimo, o de otra suerte se convertía en otra cosa. La esperanza involucra la empatía por el otro al buscar no sólo el bien personal sino infundir en los demás el aliento necesario para continuar de pie en la lucha y lograr el triunfo no en una contienda egoísta e impersonal, sino en una verdadera “competencia humanística”.
En el artículo traducido a continuación (fuente: SGI Quarterly copyright) el Dr. Snyder va más allá de lo que algunos otros eruditos de Psicología han establecido y considera que además del pensamiento dirigido por la motivación, como un componente de la esperanza se encuentra también el pensamiento motivado por la planeación. Aquí el artículo de este autor especialista quien ha escrito varios libros entre ellos 6 que tocan el presente tema.
By C. R. Snyder
(Traducción por Hasardevi)
Las definiciones que se encuentran en el diccionario de la palabra Esperanza, usualmente dejan entrever el deseo de éxito en la búsqueda de los objetivos que se persiguen. Como ejemplo podemos tomar las palabras de un estudiante que inicia sus estudios universitarios, que anuncia a sus amigos y familiares “espero graduarme en cuatro años”. Una reciente definición de esperanza, que ha recibido una considerable atención ha dividido ese pensamiento, dirigido al logro de objetivos, en dos componentes, que corresponden a las palabras “voluntad” y “camino” todo ello dentro de la expresión inglesa “donde hay voluntad hay camino” (n. del t. Esto proviene de un juego de palabras de la expresión inglesa where there's a will, there's a way). Primero, la gente pensaba que ellos tenían la capacidad para definir las estrategias para lograr los objetivos deseados. Esto se le conoce como un pensamiento enfocado en la planeación de los objetivos. Segundo, pensamiento motivado por los objetivos, es decir cuando la gente cree que cuenta con las motivaciones requeridas para proseguir esos caminos. Tener esperanza es tener ambos, la voluntad (pensamiento dirigido por la motivación) y el camino (pensamiento motivado por la planeación) para así lograr los objetivos deseados.
Una historia de esperanza
Retrocedamos en el tiempo y exploremos la historia, que parece ser la más conocida acerca de la esperanza – La historia sobre Pandora. De acuerdo a la mitología griega, Zeus estaba furioso con los humanos por haberse robado el fuego de los dioses. Para ejecutar su venganza en contra de la humanidad, Zeus confeccionó a una hermosa doncella de nombre Pandora y la envió a la tierra. Ella fue enviada con el cofre de su dote, pero en lo que puede ser uno de los primeros ejemplos registrados de la psicología inversa, Zeus le advirtió que no viera el contenido del mismo. Por supuesto que al llegar Pandora a la tierra lo primero que hizo fue abrir un poco el cofre para husmear en su interior. Siendo este el comportamiento que Zeus esperaba, las fuerzas negativas se liberaron del cofre sobre la gente de la tierra. De él surgieron el reumatismo, el cólico y la gota para el cuerpo, así como el rencor, la envidia y la venganza para la mente. Asustada por lo que había hecho, Pandora se apresuró a cerrar la tapa. Al hacerlo así, la esperanza quedo atorada bajo la tapa.
Dada la atención que ha recibido la esperanza a través de las épocas, debió haberse escapado del cofre de Pandora. Desafortunadamente, para la mayoría, la esperanza ha sido vista como algo tan atroz como las otras fuerzas negativas que también escaparon. Mas aún, la lista de la gente que ha visto a la esperanza como algo negativo es tan amplia como un directorio telefónico. Platón sugirió que la esperanza era “insensata consejera”. Sófocles sostenía que la esperanza prolongaba el sufrimiento humano. Benjamín Franklin observó que la persona que vivía en la esperanza moriría rápido. También había muchos otros que arguyeron que la esperanza era una ilusión o que no duraría. Todos estos puntos de vista negativos resultan ser contrastantes con la perspectiva minoritaria en la tradición judeo-cristiana, donde la esperanza era descrita como una virtud (junto con la caridad y la fe).
Los enfoques científicos para examinar la esperanza, no empezaron sino hasta los años cincuentas, cuando los profesionales de la salud mental, definieron la esperanza en términos de expectativas positivas para los objetivos – de forma similar a las descripciones en los diccionarios. En las últimas dos décadas del siglo 20 y de forma creciente, los académicos se interesaron en la esperanza, y hacia 1990 surgió un enfoque conocido como la “teoría de la esperanza” que capturó la atención de todos al definir a la esperanza como la capacidad de percibir y encontrar rutas hacia los objetivos deseados (pensamiento enfocado en la planeación de los objetivos), en conjunto con las motivaciones para transitar por esas rutas (pensamiento motivado por los objetivos). Tal pensamiento esperanzador no parece estar basado en la herencia genética, en su lugar refleja experiencias obtenidas a través del curso de la niñez. Finalmente, la teoría de la esperanza ejemplifica el punto de vista que emerge en el siglo 21 llamado psicología positiva, en la cual se hace énfasis en las fortalezas de la gente más que en sus debilidades.
¿La Esperanza puede ser medida?
Poco después de la introducción de la teoría de la esperanza, se reportó el desarrollo y validación de diversas escalas de medición basadas en esta definición. El instrumento de medición más ampliamente usado es un índice basado en algo similar al gusto, llamada la Escala de Esperanza. Esta escala, para adultos, consiste en la ocho puntos para los cuales, las personas que se evalúan, evalúan que tan cierto es cada uno de esos puntos. En esta evaluación hay cuatro temas relacionados con la planeación (“Se me ocurren diversas formas de salir de este embrollo” pensamiento enfocado en la planeación de los objetivo) y cuatro relacionado con la motivación (“Perseguiré mis objetivos con toda mi energía” pensamiento motivado por los objetivos). La puntuación en la escala de la esperanza, se obtiene de la sumas de los ocho elementos.
Se han desarrollado otras escalas de la esperanza, tal y como una escala de esperanza para niños y otra para medir la esperanza adulta en campos particulares de la vida (por ejemplo, el trabajo, la escuela, las relaciones, etc.). Resulta así, que existen instrumentos seguros y válidos para medir esperanza.
Gente con alta esperanza vs gente con baja esperanaza
Se han realizado muchos estudios en los que los investigadores han aplicado una de estas formas de medir la esperanza, y se ha estudiado tanto a las personas que obtuvieron valores más altos de esperanza, como a aquellos con diferentes resultados. Como resultado del análisis de estos resultados, se encontró que los niños y los adultos con valores más altos en la escala de esperanza: (1) enfrentan mejor las heridas, las enfermedades y el dolor físico; (2) obtienen una puntuación más alta en satisfacción, amor propio, optimismo, significado de la vida y felicidad; (3) se desempeñan mejor en los deportes; y (4) son sobresalientes en lo académico (desde la educación elemental hasta cursos de posgraduado). Lo que resulta tan especialmente convincente para los deportes y lo académico sobre estas conclusiones sobre la esperanza, es que ellos han ido más allá de lo que se podría predecir considerando sus capacidades naturales. Es decir, la esperanza ha logrado predecir desempeños deportivos aún cuando los talentos atléticos naturales de los participantes no fueron los que estadísticamente se esperarían. De forma similar, después de que la inteligencia fue corregida estadísticamente (como resultado del análisis de toda la información obtenida), la esperanza todavía predijo altos desempeños académicos. Los estudios actuales no han encontrado diferencias de esperanza entre hombres o mujeres. De forma similar, las personas de diversos orígenes ya sean étnicos o minoritarios no parecen tener niveles intrínsecamente diferentes de esperanza.
Se ha observado que las personas que tienen más esperanza han demostrado consistentemente, tener resultados más beneficiosos en una variedad de temas de la vida.
Los estudios también han demostrado que el pensamiento esperanzador puede incrementarse. Se sabe de exitosos programas que se han implementado en parejas y grupos, así como en los contextos uno a uno. En un caso, se necesitaron alrededor de 10 sesiones para que, en un grupo de adultos mayores que se encontraban deprimidos, aprendieran como mejorar la fijación de prioridades de sus objetivos, además de mejorar sus capacidades para encontrar estrategias a fin de lograr sus objetivos y de motivar a otros a usar rutas similares. Todo ello en relación al grupo de control – un grupo de adultos mayores que experimentaron un tratamiento en donde recordaron experiencias anteriores agradables que sucedieron durante sus años de juventud-- los adultos mayores entrenados para mejorar sus habilidades de auto-mejora de la esperanza, mostraron una reducción significativa de la depresión que les aquejaba, todo ello medido por reportes propios y a través de marcadores de comportamiento.
En otro estudio, pacientes externos de un hospital de salud mental, primero les enseñaron los principios de la teoría de la esperanza, ello antes de recibir sus tratamientos normales, mejoraron significativamente a lo largo de sus tratamientos, en comparación a los pacientes que no participaron en este programa de enseñanza de la esperanza. Un tercer tratamiento involucraba narraciones esperanzadoras videograbadas y que fueron aplicadas a mujeres sobrevivientes de casos de incesto infantil. Este grupo reportó incrementos constantes en sus niveles de esperanza, esto en comparación al grupo de control de mujeres que tan sólo observaron videograbaciones de escenas de la naturaleza. Más aún programas educativos para enseñar el pensamiento dirigido a las metas y objetivos, aplicados a estudiantes desde primaria hasta preparatoria, han producido mejoras en la esperanza.
Tales estudios demuestran que, a través de una variedad de relaciones (por ejemplo: psicoterapeutas y sus pacientes, médicos y sus pacientes, maestros y sus estudiantes, entrenadores y jugadores, jefes y empleados, etc.) que la esperanza es el corazón del proceso que facilita los cambios positivos.
Cultivando la esperanza en los Adultos
En esta sección conclusiva, se ofrecen sugerencias para ayudar a los adultos a cultivar sus niveles de esperanza al establecer objetivos, encontrando las rutas requeridas para éstos así como la motivación necesaria.
Sugerencias de objetivos
Ser más consciente de las decisiones que se están tomando acerca de objetivos importantes.
Establecer un objetivo porque es algo que usted quiere realmente, no lo que otro quiere para usted.
Establecer objetivos que tengan un mayor nivel que sus anteriores desempeños.
Establecer varios objetivos en diferentes áreas (p. ej., relaciones, amistades, carrera, etc.).
Clasificar los objetivos de lo más importante a lo menos importante.
Seleccionar unos cuantos objetivos más importantes sobre los cuales trabajar.
Hacer indicadores reconocibles para cada objetivo
Asegúrese de apartar tiempo suficiente para los objetivos importantes.
No se permita interrumpirse mientras trabaja en estos objetivos importantes.
Sugerencias para las rutas a seguir
Diseñe varias rutas para cada uno de sus objetivos.
Escoja la mayor trayectoria para cada objetivo.
Diseñe objetivos a largo plazo y desglóselos en etapas.
Comience por el primer paso.
Repase mentalmente lo que haría si debiera toparse con una obstrucción.
Cuando una ruta no funcione, no se culpe a si mismo. Al saber cuál estrategia no funciona, tenga en cuenta que esto le ayudará a encontrar otra ruta que sí funcionará.
Si necesita una nueva habilidad para implementar una ruta hacia un objetivo deseado, tome el tiempo para aprenderla.
Pida ayuda a los demás al planear cómo llegar a un objetivo deseado.
Sugerencias para la puesta en acción
Aprenda cómo hablarse a usted mismo de manera positiva. (por ej., “puedo hacer esto”.)
Mire hacia adelante para pensar acerca de cualquier obstáculo en el camino que pueda ocurrir.
Vea los problemas como retos.
Recuerde sus éxitos anteriores, especialmente cuando esté en un atolladero.
Aprenda a reírse de usted, y disfrute de una Buena risa con sus amigos.
Redefina o encuentre un objetivo sustituto.
Disfrute el ir hacia sus objetivos tanto como cuando los alcance.
Duerma lo suficiente.
Coma varios alimentos en pequeñas porciones, y coma más al principio del día.
Abandone el tabaco y las bebidas alcohólicas, lo mismo que productos con cafeína.
Realice un vigoroso ejercicio físico.
Procúrese suficiente luz brillante (de preferencia luz solar) para sus ojos.
Estas propuestas diversas han ayudado a otras personas a mejorar su pensamiento esperanzador. Recuerde también que no es necesario implementar todas estas sugerencias, pero añadir unas cuantas a nuestra vida puede ayudar a aumentar un pensamiento esperanzador. Las personas con altas esperanzas también disfrutan rodearse de otras personas. Si las demás personas también tienen un sentido del entusiasmo para sus vidas, esto es como transmitírselo entre sí. Aunque no hay una receta para repartir esperanza entre los demás, al darse cuenta que uno puede aprender a pensar en esta forma es crucial para hacerse más optimista.
También debe recordarse que las lecciones de un pensamiento esperanzador comienzan en el nacimiento y continúan a través de todos los días de nuestra vida.
La Escala de la Esperanza
Instrucciones: Lea cada tema cuidadosamente. Utilizando la escala que se muestra abajo, por favor selecciones el número que mejor le describa a usted y ponga ese número en la línea correcta.
Definitiva mente falso
Más bien falso
De algún modo falso
Ligeramente falso
Ligeramente verdadero
De algún modo verdadero
Más bien verdadero
Definitivamente verdadero
1
2
3
4
5
6
7
8
1. Puedo pensar en varias formas para salir de un atolladero. ____
2. Persigo enérgicametne mis metas. ____
3. Hay muchos caminos alrededor de cualquier problema. ____
4. Puedo pensar en muchas formas de obtener las cosas en la vida que son más importantes para mi.____
5. Aun cuando otros se desalienten, yo sé que puedo encontrar la manera de resolver el problema. ____
6. Mis experiencias pasadas me han preparado bien para mi futuro. ____
7. He sido exitoso en la vida. ____
8. Tengo que cumplir las metas que he establecido para mí._____
Notas: Los resultados de la subescala del pensamiento enfocado en la planeación de los objetivos es la suma de los puntos 1, 3, 4 y 5; los resultados de la subescala del pensamiento motivado por los objetivos es la suma de los puntos 2, 6, 7 y 8. La Esperanza es la suma de los ocho puntos. El puntaje puede variar desde un bajo valor de 8 hasta uno alto de 64.
[Tomado de: C. R. Snyder, Harris et al., The Journal of Personality and Social Psychology, (c) 1991, vol. 60, p. 585. Reproducido con el permiso de la American Psychological Association y del autor. La escala puede ser empleada para propósitos de investigación o clínicos, sin tener que contactar al autor.]
C. R. Snyder es Profesor Distinguido de Psicología Clínica de la Universidad de Kansas, en Lawrence. Su libro Las Psicología de la Esperanza: Usted puede obtenerla desde aquí se publicó por Free Press. También ha escrito otros cinco libros acerca de la esperanza.
Si espera morir en paz, como resumen final de su vida, viva cada uno de sus días con vitalidad, tomando cada cosa que sucede sin falta, como una oportunidad de abrir y expandir su vida interior, esforzándose al máximo en el lugar en donde se encuentre ahora mismo. Daisaku Ikeda
Como humanos, no podemos dejar de cometer errores. Todos podemos caer víctimas de creencias o puntos de vista erróneos. Sin embargo, lo que distingue a una persona que mira hacia adelante de una persona intransigente, a una persona virtuosa de una deshonesta, es si uno puede admitir abiertamente los propios errores y atreverse a tomar medidas para repararlos.Daisaku Ikeda
La realidad es dura. Puede ser cruel y fea. Y sin embargo, no importa cuánto lamentemos las circunstancias de nuestro ambiente, nada cambiará. Lo que es importante es no ser derrotado, seguir adelante valientemente. Si lo hacemos así, un camino se abrirá ante nosotros. Daisaku Ikeda
La felicidad no existe en un lejano lugar de las montañas distantes. Está dentro de usted mismo. Sin embargo, no usted sentado en inactiva pasividad. Se encuentra en el vibrante dinamismo de su propia vida mientras lucha para desafiar y superar un obstáculo tras otro, mientras escala una peligrosa montaña en busca de lo que está más allá. Daisaku Ikeda
Si como el Budismo enseña, "todo fluye y es impermanente," ¿cómo lidiamos con el mundo a nuestro alrededor? ¿Huimos de él? ¿Simplemente nos resignamos a la naturaleza fugaz de la vida? ¿O le desafiamos? En realidad, un reconocimiento de la evolución y cambio constante de todas las cosas es la clave de la felicidad, porque significa que no importa cuán mal se encuentre una situación, cambiará. No hay desgracia permanente, no hay infortunio insuperable. Daisaku Ikeda
Aquellos que carecen de valor, huyen de las dificultades buscando sólo vivir una vida tranquila y cómoda. Por ello, quien no es valiente no puede ayudar a los demás. Daisaku Ikeda
En el otro lado de la arrogancia yace la cobardía; la falta de valor para enfrentar la verdad. Del mismo modo, la discriminación y la envidia son también dos lados de la misma moneda. Daisaku Ikeda
"Sería grato dedicar la vida a la belleza del mundo, si no hubiera tantas injusticias entre los hombres"
Tras este rostro demacrado y esos grandes ojos negros : Margarite Buffard. Hasta ahora, sólo una calle de Troyes, cerca del Instituto donde enseñó, lleva su nombre. Sin embargo la biografía que le dedica Christian Langeois nos sumerge en el corazón de una trayectoria excepcional, la de una intelectual antifascista, formada en la meritocracia republicana, resistente de primera hora, excluida del PCF al comienzo de la guerra, denunciada y detenida por la Milicia el 10 de junio de 1944, antes de arrojarse por la ventana para escapar de los interrogatorios de la Gestapo de Klaus Barbie.
Al hurgar en los archivos departamentales de Calvados para proseguir las investigaciones genealógicas iniciadas por su padre, Chistian Langeois, sindicalista recientemente jubilado, descubre una ficha del Maitron (Diccionario del Movimiento Obrero) sobre una tal Marguerite Buffard, profesora de filosofía, secretaria de la federación del PCF del departamento en 1937. ¿Por qué nunca ha oído hablar de ella ? Nacida en el Jura en 1912, hija de profesores y alumna modelo, después de asistir a clases de preparación a la Escuela Normal Superior de Letras, Marguerite opta por presentarse a las oposiciones a la cátedra masculina de filosofía, promoción de 1935, que encabezarán Jacques Vernant y Paul Ricoeur. Militante del Partido Comunista, profesora, se debate entre las exigencias docentes y su compromiso total con las luchas antifascistas.
“La belleza del mundo es una gran cosa, confiesa, los frutos de la cultura, también. Son dioses a los cuales sería grato consagrar la vida, si no hubiera tanta injusticia entres los hombres”, expresa en una de sus cartas. En 1937, se muda a Caen y llega a ser secretaria regional del PCF en Calvados. Decidida, tenaz, erudita y carismática, enseguida molesta a la dirección del Partido Comunista, atenazado por el pacto germano-soviético y receloso de los intelectuales. En una rendición de cuentas de la Comisión Central de Control Político (CCCP), Raymond Bossus, pone en guardia contra los métodos de Marguerite, plantea que “ella acapara todo el trabajo, hace todo, dice todo”, y recuerda que “esta región está minada por trotsquistas”.
A comienzos de 1940, al mismo tiempo que es expulsada de la educación nacional por su pertenencia al PCF, éste la excluye de sus filas. Motivo invocado “extremista de izquierda, sectarismo, tendencia trostquista”. Pero se necesita mucho más para doblegarla. No obstante ella no disminuye su compromiso comunista en la Resistencia. El lector descubre su fuerza de carácter fuera de lo común, su sufrimiento tras la exclusión, a través de su correspondencia con su marido, Jean Flavin, igualmente militante comunista, prisionero de guerra. Numerosos documentos inéditos contribuyen igualmente a enriquecer el conocimiento de la vida en los campos. Porque Marguerite Buffat es internada en 1942 en el campo de La Lande, cerca de Tours, donde participa en una de las escasas revueltas contra la mala alimentación, enseña a las chicas jóvenes encarceladas, y entre ellas a Odette Nilès, que prologa la biografía : “Ella nos daba cursos, y prefirió la muerte antes que correr el riesgo de hablar bajo tortura y así hacer detener a sus camaradas.” En efecto, transferida a Mérignac, cerca de Burdeos, Marguerite se evade en diciembre de 1945 y se une a la Resistencia en Lyon, donde es denunciada. El 13 de junio de 1944, posiblemente por temor a hablar bajo tortura, se arroja desde el tercer piso de la sede de la Milicia.
Hasta ahora ha estado ausente de la memoria colectiva, finalmente, tras 65 años, gracias a otro militante, Christian Langeois, recupera todo su lugar en la historiografía de la Resistencia a través de una biografía rigurosa, llena de humanidad.
“Marguerite Buffard-Flavien” Chistian Langeois, Éditions du Cherche Midi. 151 pagi
El cambio verdadero en México radica en gente de luz que conjunta sus cualidades para el despertar colectivo de una Sociedad encadenada a la decadencia bajo intereses de oligarquía nacional y extranjera que obtiene su riqueza pese a depredar el mundo. Escucha @DelCaosAlCosmospic.twitter.com/6N05spN6fS
De vez en cuando hay que hacer una pausa contemplarse a sí mismo sin la fruición cotidiana examinar el pasado rubro por rubro etapa por etapa baldosa por baldosa y no llorarse las mentiras sino cantarse las verdades.
Mai lli sa ze nen. I ga ryo shullo. Toku nyu mu-jo do. Soku llollu busshin.
En todo momento estoy pensando cómo puedo hacer para que los seres
vivientes ingresen en el camino supremo y adquieran rápidamente el cuerpo de un buda.
Del Sutra del Loto.
Shakyamuni