Introducción por Hasardevi
“Todo lo que está hecho en el mundo, se hizo por la esperanza”, escribió Martin Luther King, Jr. Con el tema de “la esperanza”, se enfoca el poder de ésta y cómo opera en nuestra vida y en la sociedad como un todo. Con particular atención en las formas de mantenerla, encontrarla o forjar la esperanza cuando las circunstancias objetivas parecen sombrías. Aquí el enfoque académico de quien ha examinado la naturaleza de la esperanza.
Es oportuno hacer notar la diferencia que existe en el idioma Inglés entre “hope” y “wait”, significan ambas “esperar” en español, pero el sentido de cada una difiere. Wait, es esperar pasivamente; hope conlleva la fe, la convicción, la confianza en que algo sucederá o se realizará. En francés sucede igual: dos palabras para esperar con distinto significado: attendre esperar; espère, esperar con esperanza. En español esperar proviene del Latín, spero, y es la sola palabra para indicar ambas cosas: la expectativa de que algo llegará porque se conoce la probabilidad de que eso suceda, y la espera que involucra el deseo de que algo se realice, ya sea que existan o no indicios o posibilidades de tal cosa.
Ahora que está por comenzar un nuevo año, y las expectativas no son para nada halagüeñas, parecería una ironía desear a los demás prosperidad, felicidad, alegría. Sin embargo, y este es el objetivo de esta serie de artículos del cual el presente es el primero sobre la “Esperanza”, me parece que la esperanza se debe crear a cada momento, es algo que determinamos los seres humanos y a lo que no debemos renunciar nunca. El presidente Legítimo de México, A.M. López Obrador, señala uno a uno los problemas que vive el país, pero siempre imbuye su discurso de esperanza: he ahí un dirigente político que va al fondo de las cosas, al meollo de toda lucha, a lo verdaderamente sustancial.
Ernesto "Ché" Guevara decía que un verdadero revolucionario era guiado por sentimientos de amor al prójimo, o de otra suerte se convertía en otra cosa. La esperanza involucra la empatía por el otro al buscar no sólo el bien personal sino infundir en los demás el aliento necesario para continuar de pie en la lucha y lograr el triunfo no en una contienda egoísta e impersonal, sino en una verdadera “competencia humanística”.
En el artículo traducido a continuación (fuente: SGI Quarterly copyright) el Dr. Snyder va más allá de lo que algunos otros eruditos de Psicología han establecido y considera que además del pensamiento dirigido por la motivación, como un componente de la esperanza se encuentra también el pensamiento motivado por la planeación. Aquí el artículo de este autor especialista quien ha escrito varios libros entre ellos 6 que tocan el presente tema.
By C. R. Snyder
(Traducción por Hasardevi)
Las definiciones que se encuentran en el diccionario de la palabra Esperanza, usualmente dejan entrever el deseo de éxito en la búsqueda de los objetivos que se persiguen. Como ejemplo podemos tomar las palabras de un estudiante que inicia sus estudios universitarios, que anuncia a sus amigos y familiares “espero graduarme en cuatro años”. Una reciente definición de esperanza, que ha recibido una considerable atención ha dividido ese pensamiento, dirigido al logro de objetivos, en dos componentes, que corresponden a las palabras “voluntad” y “camino” todo ello dentro de la expresión inglesa “donde hay voluntad hay camino” (n. del t. Esto proviene de un juego de palabras de la expresión inglesa where there's a will, there's a way). Primero, la gente pensaba que ellos tenían la capacidad para definir las estrategias para lograr los objetivos deseados. Esto se le conoce como un pensamiento enfocado en la planeación de los objetivos. Segundo, pensamiento motivado por los objetivos, es decir cuando la gente cree que cuenta con las motivaciones requeridas para proseguir esos caminos. Tener esperanza es tener ambos, la voluntad (pensamiento dirigido por la motivación) y el camino (pensamiento motivado por la planeación) para así lograr los objetivos deseados.
Una historia de esperanza
Retrocedamos en el tiempo y exploremos la historia, que parece ser la más conocida acerca de la esperanza – La historia sobre Pandora. De acuerdo a la mitología griega, Zeus estaba furioso con los humanos por haberse robado el fuego de los dioses. Para ejecutar su venganza en contra de la humanidad, Zeus confeccionó a una hermosa doncella de nombre Pandora y la envió a la tierra. Ella fue enviada con el cofre de su dote, pero en lo que puede ser uno de los primeros ejemplos registrados de la psicología inversa, Zeus le advirtió que no viera el contenido del mismo. Por supuesto que al llegar Pandora a la tierra lo primero que hizo fue abrir un poco el cofre para husmear en su interior. Siendo este el comportamiento que Zeus esperaba, las fuerzas negativas se liberaron del cofre sobre la gente de la tierra. De él surgieron el reumatismo, el cólico y la gota para el cuerpo, así como el rencor, la envidia y la venganza para la mente. Asustada por lo que había hecho, Pandora se apresuró a cerrar la tapa. Al hacerlo así, la esperanza quedo atorada bajo la tapa.
Dada la atención que ha recibido la esperanza a través de las épocas, debió haberse escapado del cofre de Pandora. Desafortunadamente, para la mayoría, la esperanza ha sido vista como algo tan atroz como las otras fuerzas negativas que también escaparon. Mas aún, la lista de la gente que ha visto a la esperanza como algo negativo es tan amplia como un directorio telefónico. Platón sugirió que la esperanza era “insensata consejera”. Sófocles sostenía que la esperanza prolongaba el sufrimiento humano. Benjamín Franklin observó que la persona que vivía en la esperanza moriría rápido. También había muchos otros que arguyeron que la esperanza era una ilusión o que no duraría. Todos estos puntos de vista negativos resultan ser contrastantes con la perspectiva minoritaria en la tradición judeo-cristiana, donde la esperanza era descrita como una virtud (junto con la caridad y la fe).
Los enfoques científicos para examinar la esperanza, no empezaron sino hasta los años cincuentas, cuando los profesionales de la salud mental, definieron la esperanza en términos de expectativas positivas para los objetivos – de forma similar a las descripciones en los diccionarios. En las últimas dos décadas del siglo 20 y de forma creciente, los académicos se interesaron en la esperanza, y hacia 1990 surgió un enfoque conocido como la “teoría de la esperanza” que capturó la atención de todos al definir a la esperanza como la capacidad de percibir y encontrar rutas hacia los objetivos deseados (pensamiento enfocado en la planeación de los objetivos), en conjunto con las motivaciones para transitar por esas rutas (pensamiento motivado por los objetivos). Tal pensamiento esperanzador no parece estar basado en la herencia genética, en su lugar refleja experiencias obtenidas a través del curso de la niñez. Finalmente, la teoría de la esperanza ejemplifica el punto de vista que emerge en el siglo 21 llamado psicología positiva, en la cual se hace énfasis en las fortalezas de la gente más que en sus debilidades.
¿La Esperanza puede ser medida?
Poco después de la introducción de la teoría de la esperanza, se reportó el desarrollo y validación de diversas escalas de medición basadas en esta definición. El instrumento de medición más ampliamente usado es un índice basado en algo similar al gusto, llamada la Escala de Esperanza. Esta escala, para adultos, consiste en la ocho puntos para los cuales, las personas que se evalúan, evalúan que tan cierto es cada uno de esos puntos. En esta evaluación hay cuatro temas relacionados con la planeación (“Se me ocurren diversas formas de salir de este embrollo” pensamiento enfocado en la planeación de los objetivo) y cuatro relacionado con la motivación (“Perseguiré mis objetivos con toda mi energía” pensamiento motivado por los objetivos). La puntuación en la escala de la esperanza, se obtiene de la sumas de los ocho elementos.
Se han desarrollado otras escalas de la esperanza, tal y como una escala de esperanza para niños y otra para medir la esperanza adulta en campos particulares de la vida (por ejemplo, el trabajo, la escuela, las relaciones, etc.). Resulta así, que existen instrumentos seguros y válidos para medir esperanza.
Gente con alta esperanza vs gente con baja esperanaza
Se han realizado muchos estudios en los que los investigadores han aplicado una de estas formas de medir la esperanza, y se ha estudiado tanto a las personas que obtuvieron valores más altos de esperanza, como a aquellos con diferentes resultados. Como resultado del análisis de estos resultados, se encontró que los niños y los adultos con valores más altos en la escala de esperanza: (1) enfrentan mejor las heridas, las enfermedades y el dolor físico; (2) obtienen una puntuación más alta en satisfacción, amor propio, optimismo, significado de la vida y felicidad; (3) se desempeñan mejor en los deportes; y (4) son sobresalientes en lo académico (desde la educación elemental hasta cursos de posgraduado). Lo que resulta tan especialmente convincente para los deportes y lo académico sobre estas conclusiones sobre la esperanza, es que ellos han ido más allá de lo que se podría predecir considerando sus capacidades naturales. Es decir, la esperanza ha logrado predecir desempeños deportivos aún cuando los talentos atléticos naturales de los participantes no fueron los que estadísticamente se esperarían. De forma similar, después de que la inteligencia fue corregida estadísticamente (como resultado del análisis de toda la información obtenida), la esperanza todavía predijo altos desempeños académicos. Los estudios actuales no han encontrado diferencias de esperanza entre hombres o mujeres. De forma similar, las personas de diversos orígenes ya sean étnicos o minoritarios no parecen tener niveles intrínsecamente diferentes de esperanza.
Se ha observado que las personas que tienen más esperanza han demostrado consistentemente, tener resultados más beneficiosos en una variedad de temas de la vida.
Los estudios también han demostrado que el pensamiento esperanzador puede incrementarse. Se sabe de exitosos programas que se han implementado en parejas y grupos, así como en los contextos uno a uno. En un caso, se necesitaron alrededor de 10 sesiones para que, en un grupo de adultos mayores que se encontraban deprimidos, aprendieran como mejorar la fijación de prioridades de sus objetivos, además de mejorar sus capacidades para encontrar estrategias a fin de lograr sus objetivos y de motivar a otros a usar rutas similares. Todo ello en relación al grupo de control – un grupo de adultos mayores que experimentaron un tratamiento en donde recordaron experiencias anteriores agradables que sucedieron durante sus años de juventud-- los adultos mayores entrenados para mejorar sus habilidades de auto-mejora de la esperanza, mostraron una reducción significativa de la depresión que les aquejaba, todo ello medido por reportes propios y a través de marcadores de comportamiento.
En otro estudio, pacientes externos de un hospital de salud mental, primero les enseñaron los principios de la teoría de la esperanza, ello antes de recibir sus tratamientos normales, mejoraron significativamente a lo largo de sus tratamientos, en comparación a los pacientes que no participaron en este programa de enseñanza de la esperanza. Un tercer tratamiento involucraba narraciones esperanzadoras videograbadas y que fueron aplicadas a mujeres sobrevivientes de casos de incesto infantil. Este grupo reportó incrementos constantes en sus niveles de esperanza, esto en comparación al grupo de control de mujeres que tan sólo observaron videograbaciones de escenas de la naturaleza. Más aún programas educativos para enseñar el pensamiento dirigido a las metas y objetivos, aplicados a estudiantes desde primaria hasta preparatoria, han producido mejoras en la esperanza.
Tales estudios demuestran que, a través de una variedad de relaciones (por ejemplo: psicoterapeutas y sus pacientes, médicos y sus pacientes, maestros y sus estudiantes, entrenadores y jugadores, jefes y empleados, etc.) que la esperanza es el corazón del proceso que facilita los cambios positivos.
Cultivando la esperanza en los Adultos
En esta sección conclusiva, se ofrecen sugerencias para ayudar a los adultos a cultivar sus niveles de esperanza al establecer objetivos, encontrando las rutas requeridas para éstos así como la motivación necesaria.
Sugerencias de objetivos
- Ser más consciente de las decisiones que se están tomando acerca de objetivos importantes.
- Establecer un objetivo porque es algo que usted quiere realmente, no lo que otro quiere para usted.
- Establecer objetivos que tengan un mayor nivel que sus anteriores desempeños.
- Establecer varios objetivos en diferentes áreas (p. ej., relaciones, amistades, carrera, etc.).
- Clasificar los objetivos de lo más importante a lo menos importante.
- Seleccionar unos cuantos objetivos más importantes sobre los cuales trabajar.
- Hacer indicadores reconocibles para cada objetivo
- Asegúrese de apartar tiempo suficiente para los objetivos importantes.
- No se permita interrumpirse mientras trabaja en estos objetivos importantes.
Sugerencias para las rutas a seguir
- Diseñe varias rutas para cada uno de sus objetivos.
- Escoja la mayor trayectoria para cada objetivo.
- Diseñe objetivos a largo plazo y desglóselos en etapas.
- Comience por el primer paso.
- Repase mentalmente lo que haría si debiera toparse con una obstrucción.
- Cuando una ruta no funcione, no se culpe a si mismo. Al saber cuál estrategia no funciona, tenga en cuenta que esto le ayudará a encontrar otra ruta que sí funcionará.
- Si necesita una nueva habilidad para implementar una ruta hacia un objetivo deseado, tome el tiempo para aprenderla.
- Pida ayuda a los demás al planear cómo llegar a un objetivo deseado.
Sugerencias para la puesta en acción
- Aprenda cómo hablarse a usted mismo de manera positiva. (por ej., “puedo hacer esto”.)
- Mire hacia adelante para pensar acerca de cualquier obstáculo en el camino que pueda ocurrir.
- Vea los problemas como retos.
- Recuerde sus éxitos anteriores, especialmente cuando esté en un atolladero.
- Aprenda a reírse de usted, y disfrute de una Buena risa con sus amigos.
- Redefina o encuentre un objetivo sustituto.
- Disfrute el ir hacia sus objetivos tanto como cuando los alcance.
- Duerma lo suficiente.
- Coma varios alimentos en pequeñas porciones, y coma más al principio del día.
- Abandone el tabaco y las bebidas alcohólicas, lo mismo que productos con cafeína.
- Realice un vigoroso ejercicio físico.
- Procúrese suficiente luz brillante (de preferencia luz solar) para sus ojos.
Estas propuestas diversas han ayudado a otras personas a mejorar su pensamiento esperanzador. Recuerde también que no es necesario implementar todas estas sugerencias, pero añadir unas cuantas a nuestra vida puede ayudar a aumentar un pensamiento esperanzador. Las personas con altas esperanzas también disfrutan rodearse de otras personas. Si las demás personas también tienen un sentido del entusiasmo para sus vidas, esto es como transmitírselo entre sí. Aunque no hay una receta para repartir esperanza entre los demás, al darse cuenta que uno puede aprender a pensar en esta forma es crucial para hacerse más optimista.
También debe recordarse que las lecciones de un pensamiento esperanzador comienzan en el nacimiento y continúan a través de todos los días de nuestra vida.
La Escala de la Esperanza
Instrucciones: Lea cada tema cuidadosamente. Utilizando la escala que se muestra abajo, por favor selecciones el número que mejor le describa a usted y ponga ese número en la línea correcta.
Definitiva mente falso | Más bien falso | De algún modo falso | Ligeramente falso | Ligeramente verdadero | De algún modo verdadero | Más bien verdadero | Definitivamente verdadero |
1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 |
1. Puedo pensar en varias formas para salir de un atolladero. ____
2. Persigo enérgicametne mis metas. ____
3. Hay muchos caminos alrededor de cualquier problema. ____
4. Puedo pensar en muchas formas de obtener las cosas en la vida que son más importantes para mi.____
5. Aun cuando otros se desalienten, yo sé que puedo encontrar la manera de resolver el problema. ____
6. Mis experiencias pasadas me han preparado bien para mi futuro. ____
7. He sido exitoso en la vida. ____
8. Tengo que cumplir las metas que he establecido para mí. _____
Notas: Los resultados de la subescala del pensamiento enfocado en la planeación de los objetivos es la suma de los puntos 1, 3, 4 y 5; los resultados de la subescala del pensamiento motivado por los objetivos es la suma de los puntos 2, 6, 7 y 8. La Esperanza es la suma de los ocho puntos. El puntaje puede variar desde un bajo valor de 8 hasta uno alto de 64.
[Tomado de: C. R. Snyder, Harris et al., The Journal of Personality and Social Psychology, (c) 1991, vol. 60, p. 585. Reproducido con el permiso de la American Psychological Association y del autor. La escala puede ser empleada para propósitos de investigación o clínicos, sin tener que contactar al autor.]
C. R. Snyder es Profesor Distinguido de Psicología Clínica de la Universidad de Kansas, en Lawrence. Su libro Las Psicología de la Esperanza: Usted puede obtenerla desde aquí se publicó por Free Press. También ha escrito otros cinco libros acerca de la esperanza.
! Que interesante Hasardevi!, desde que lo comentaste en tu programa me pareció interesantísimo. Para mí la "esperanza" siempre ha tenido un valor muy importante, pero no tenía tantos elementos para valorarla.
En mi concepto de la esperanza ha tenido mucho que ver el Presidente López Obrador porque él, como suele hacerlo, sutilmente nos ha fomentado el aprecio por este valor y sobre todo basado en hechos y en el proyecto que él mismo encabeza.
Desde la “Ciudad de la Esperanza”, te agradezco que lo hayas publicado:
YoConAMLO