traducido por Jeremías
Desastres naturales, inseguridad, falta de ocupación y el sentimiento de estar aislado, ocasionan gran sufrimiento a la gente y puede lesionar sociedades. Pero los seres humanos armados con esperanza nunca están desvalidos. Las personas con esperanza son los más fuertes agentes de cambio. La esperanza es tan esencial para la vida como lo es la comida y el agua. La fe en uno mismo y en el futuro nos ayuda a enfrentar los desastres y los conflictos.
Esto se debe a una perspectiva cultural que proviene de la creencia que somos probados en la vida por varias clases de dificultades. Culturalmente, los musulmanes aceptan lo que les sucede y dan gracias a Dios por todo, teniendo en cuenta lo la voluntad de Dios la cual consideran una oportunidad para examinarse a sí mismos y desarrollar la paciencia, en el entendimiento que el sufrimiento individual siempre puede ser mayor.
Ante el desastre uno puede permanecer enojado y amargado o ejercitar la paciencia o la aceptación, o bien, la más alta respuesta, la más significativa y llena de fe, la gratitud o la comprensión. Sin la fortaleza de esta fe, uno fácilmente se agobia y es incapaz de hacer surgir la esperanza necesaria para cambiar la vida y traer la luz al mundo. Lo que ocurra en nuestro loco mundo no debe ocasionar que perdamos la esperanza; más bien nos debe incitar para crear un mundo justo; un mundo libre de egoísmo.
La vida en nuestro mundo siempre vale la pena vivirla, y hay muchas cosas que nos hacen felices aún en las condiciones más difíciles. En el mundo actual, lleno de angustia y dolor, no tenemos más elección que abastecernos con la paciencia y la esperanza que nos permitirán ir hacia la costa más segura.
Ziyad Alawneh es un especialista jordano en desarrollo sostenible y activista ambiental. Actualmente es coordinador del Proyecto Integrado de Administración de las Aguas del gobierno de Jordania.
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