Translated lundi 14 décembre 2009, par J.A. Pina

"Sería grato dedicar la vida a la belleza del mundo, si no hubiera tantas injusticias entre los hombres"

Tras este rostro demacrado y esos grandes ojos negros : Margarite Buffard. Hasta ahora, sólo una calle de Troyes, cerca del Instituto donde enseñó, lleva su nombre. Sin embargo la biografía que le dedica Christian Langeois nos sumerge en el corazón de una trayectoria excepcional, la de una intelectual antifascista, formada en la meritocracia republicana, resistente de primera hora, excluida del PCF al comienzo de la guerra, denunciada y detenida por la Milicia el 10 de junio de 1944, antes de arrojarse por la ventana para escapar de los interrogatorios de la Gestapo de Klaus Barbie.

Al hurgar en los archivos departamentales de Calvados para proseguir las investigaciones genealógicas iniciadas por su padre, Chistian Langeois, sindicalista recientemente jubilado, descubre una ficha del Maitron (Diccionario del Movimiento Obrero) sobre una tal Marguerite Buffard, profesora de filosofía, secretaria de la federación del PCF del departamento en 1937. ¿Por qué nunca ha oído hablar de ella ? Nacida en el Jura en 1912, hija de profesores y alumna modelo, después de asistir a clases de preparación a la Escuela Normal Superior de Letras, Marguerite opta por presentarse a las oposiciones a la cátedra masculina de filosofía, promoción de 1935, que encabezarán Jacques Vernant y Paul Ricoeur. Militante del Partido Comunista, profesora, se debate entre las exigencias docentes y su compromiso total con las luchas antifascistas.

“La belleza del mundo es una gran cosa, confiesa, los frutos de la cultura, también. Son dioses a los cuales sería grato consagrar la vida, si no hubiera tanta injusticia entres los hombres”, expresa en una de sus cartas. En 1937, se muda a Caen y llega a ser secretaria regional del PCF en Calvados. Decidida, tenaz, erudita y carismática, enseguida molesta a la dirección del Partido Comunista, atenazado por el pacto germano-soviético y receloso de los intelectuales. En una rendición de cuentas de la Comisión Central de Control Político (CCCP), Raymond Bossus, pone en guardia contra los métodos de Marguerite, plantea que “ella acapara todo el trabajo, hace todo, dice todo”, y recuerda que “esta región está minada por trotsquistas”.

A comienzos de 1940, al mismo tiempo que es expulsada de la educación nacional por su pertenencia al PCF, éste la excluye de sus filas. Motivo invocado “extremista de izquierda, sectarismo, tendencia trostquista”. Pero se necesita mucho más para doblegarla. No obstante ella no disminuye su compromiso comunista en la Resistencia. El lector descubre su fuerza de carácter fuera de lo común, su sufrimiento tras la exclusión, a través de su correspondencia con su marido, Jean Flavin, igualmente militante comunista, prisionero de guerra. Numerosos documentos inéditos contribuyen igualmente a enriquecer el conocimiento de la vida en los campos. Porque Marguerite Buffat es internada en 1942 en el campo de La Lande, cerca de Tours, donde participa en una de las escasas revueltas contra la mala alimentación, enseña a las chicas jóvenes encarceladas, y entre ellas a Odette Nilès, que prologa la biografía : “Ella nos daba cursos, y prefirió la muerte antes que correr el riesgo de hablar bajo tortura y así hacer detener a sus camaradas.” En efecto, transferida a Mérignac, cerca de Burdeos, Marguerite se evade en diciembre de 1945 y se une a la Resistencia en Lyon, donde es denunciada. El 13 de junio de 1944, posiblemente por temor a hablar bajo tortura, se arroja desde el tercer piso de la sede de la Milicia.

Hasta ahora ha estado ausente de la memoria colectiva, finalmente, tras 65 años, gracias a otro militante, Christian Langeois, recupera todo su lugar en la historiografía de la Resistencia a través de una biografía rigurosa, llena de humanidad.

“Marguerite Buffard-Flavien” Chistian Langeois, Éditions du Cherche Midi. 151 pagi

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