Translated vendredi 23 octobre 2009, par J.A. Pina

Para regenerarse las células del cuerpo humano se duplican, igual que el ADN que contienen. Esta duplicación debería acarrear una degradación del código genético. Pero una enzima, la telomerasa evita este “envejecimiento” del ADN. Esto es lo que han descubierto los tres investigadores galardonados con el Premio Nobel.

El premio Nobel tiene 100 años. ¿Habrá una relación en el hecho de que sean los investigadores que luchan contra el envejecimiento los que acaban de ser recompensados con el prestigioso premio ? Más allá de los secretos de la eterna juventud, los trabajos premiados permiten, sobre todo, comprender mejor la división de las células y abren nuevas perspectivas terapéuticas.

En un ser vivo, las células se dividen permanentemente. Cada día, centenares de miles de células mueren y otras nacen. Pero cuanto más se avanza en edad, menos se regeneran las células. Actualmente existen varios factores que explican este envejecimiento. El premio Nobel de medicina 2009 acaba de recompensar a tres investigadores por sus trabajos en este campo. Pequeño curso de biología celular : En casi todas las células de nuestro cuerpo (piel, huesos, intestino, etc.) hay un núcleo. En el interior de este núcleo se encuentran los cromosomas. Estos cromosomas están compuestos de una molécula de ADN, una doble hélice enrollada sobre sí misma. Antes de que la célula se divida y de nacimiento a otras dos células idénticas, el ADN debe duplicarse. Sin embargo, durante este proceso de copia, el extremo de uno de los filamentos de la doble hélice no puede ser copiado. El cromosoma debería por tanto perder un pequeño fragmento de sí mismo en cada duplicación. Pero esto no ocurre. El cromosoma no solamente se copia correctamente, sino que sigue estando igualmente protegido de la degradación, del envejecimiento. En los años 1980 los laureados del Nobel explicaron este fenómeno : en cada extremo del cromosoma, en la región de los telómeros, Elizabeth Blackburn y Jack W. Szostak descubrieron que las secuencias repetidas de ADN impedían su degradación. Más tarde, la misma Elizabeth Blackburn, pero esta vez con Carol W. Greider, estudiante en aquel tiempo, descubrió que esta secuencia de ADN del telómero se construye por una enzima : la teloremasa.

Hoy los científicos comienzan a comprender la importancia de estos descubrimientos. Observan que cuando los telómeros se acortan, las células ralentizan su división y a veces la detienen. Por otra parte, las mutaciones en la telomerasa logran los mismos efectos : en los dos casos, la célula sufre un envejecimiento prematuro. Pero de aquí a encontrar el secreto de la eterna juventud, hay un gran paso que pocos científicos franquean. Y con razón, comprender el mecanismo del envejecimiento celular no es comprender el mecanismo del envejecimiento de un organismo completo. La realidad es, desgraciadamente, mucho más compleja y los estudios numerosos en este campo.

Estos descubrimientos tienen otros importantes hallazgos. Las células cancerosas tiene la facultad de permanecer eternamente jóvenes. Éstas se dividen indefinidamente y ocurre que ellas preservan sus telomeros. ¿Cómo evitan el envejecimiento celular ?

Una de las explicaciones investiga el hecho de que estas células tengan una telomerasa muy activa. Los ensayos clínicos de vacunas dirigidas contra estas células están actualmente en periodo de pruebas. Estos tres premios Nobel recompensan por tanto los descubrimientos que han añadido un nueva dimensión a la comprensión de los complejos mecanismos celulares, y estimulan el desarrollo de terapias prometedoras.

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